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Il Segreto Arcano Dei Sumeri
Juan MoisГ©s De La Serna


Una mostra sulle antiche civiltà dell’umanità darà inizio a una delle più intriganti ed appassionanti avventure tra le strade di New York, in cui agli inseguimenti si susseguiranno i più misteriosi incontri di personaggi enigmatici. Una mostra sulle antiche civiltà dell’umanità darà inizio a una delle più intriganti ed appassionanti avventure tra le strade di New York, in cui agli inseguimenti si susseguiranno i più misteriosi incontri di personaggi enigmatici. Una ricerca incessante di ciò che si può supporre essere la più grande scoperta della civiltà occidentale, scoprire da dove proviene il sapere che ha fatto fare quel salto qualitativo che fece diventare un paese di pescatori quella che si considerò come la culla della cultura e lo sviluppo del mondo conosciuto anche per pochi secoli. Un intrigo che ti terrà in suspense sino al finale, in cui le più avanzate tecniche di spionaggio si vedranno contrapposte alle conoscenze antiche più segrete. Tutto ambientato nell’odierna New York, città cosmopolita, che racchiude tra i suoi quartieri e le sue strade, una grande diversità culturale.





Juan MoisГ©s de la Serna

El Secreto Oculto de Los Sumerios




El


Secreto


Oculto


de los


Sumerios




Juan MoisГ©s de la Serna




Editorial Tektime




2019


“El Secreto Oculto de los Sumerios”

Escrito por Juan MoisГ©s de la Serna

1ВЄ ediciГіn: febrero 2019

В© Juan MoisГ©s de la Serna, 2019

В© Ediciones Tektime, 2019

Todos los derechos reservados

Distribuido por Tektime

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PRГ“LOGO


Una exposiciГіn de las antiguas civilizaciones de la humanidad darГЎ inicio a una de las mГЎs intrigantes y trepidantes aventuras por las calles de New York, en donde las persecuciones se sucederГЎn con los mГЎs misteriosos encuentros con personajes misteriosos.

Una bГєsqueda incesante de lo que puede suponer el mayor hallazgo de la civilizaciГіn occidental, descubrir de dГіnde procede el conocimiento que le hizo dar el salto cualitativo que convirtiГі a un pueblo pesquero en el que se considerГі cuna de la cultura y el desarrollo del mundo conocido hasta escasos siglos.

Una intriga que te mantendrГЎ en suspense hasta el final, en donde las mГЎs avanzadas tГ©cnicas de espionaje se verГЎn enfrentadas a los mГЎs secretos conocimientos antiguos, todo ello ambientado en la actual New York, ciudad siempre cosmopolita, que encierra entre sus barriadas y calles, una gran diversidad cultural.


Dedicado a mis padres







CAPГЌTULO 1. LA BIBLIOTECA


Estaba nervioso por lo que iba a ser mi estreno en sociedad, mi puesta de largo. InvertГ­ tantos aГ±os de estudios realizado en distintos paГ­ses a lo largo del mundo. HabГ­a dedicado cuantiosas horas de trabajo en solitario en las bibliotecas para poder culminar mi carrera en este momento.

A decir verdad, tuve mucha suerte de poder contar con tanta colaboraciГіn, otros a pesar de sus posibilidades quedaron retrasados por ese pequeГ±o pero imprescindible detalla de la financiaciГіn. Gracias a que mi antiguo director de tesis conocГ­a a las personas adecuadas y que estos estuvieron interesados en mi proyecto he podido realizar mi sueГ±o.

Aparte del coste econГіmico, esto ha supuesto una gran inversiГіn de recursos humanos, pero sobre todo de colaboraciГіn con otras instituciones, museos y universidades ademГЎs de con coleccionistas privados que generosamente habГ­an cedido sus obras para ser apreciadas por otros.

Creo que ha sido la primera vez en la historia y por supuesto en mi vida que se consigue reunir tantos restos arqueolГіgicos de esta civilizaciГіn bajo el mismo techo, aunque han existido otros precedentes, el nГєmero de piezas exhibidas era muy inferior al que habГ­a logrado acaparar para este evento.

Igualmente me considero privilegiado al tener la oportunidad de utilizar para este evento un lugar tan privilegiado como el New York Public Library (la Biblioteca de Nueva York).

Un edificio rodeado de rascacielos de mГЎrmol blanco y estilo neoclГЎsico, conocido como la Library Lion (la Biblioteca LeГіn) debido a dos leones de mГЎrmol rosado que custodian la entrada llamados Patience (Paciencia) y Fortitude (Fortaleza); con dos fuentes a ambos lados de la escalinata que simbolizan La Verdad y La Belleza. Una suntuosa construcciГіn ubicada en la famosa Fifth Avenue (la Quinta Avenida), siendo considerada como una de las bibliotecas mГЎs importantes del mundo y de las mГЎs grandes de Estados Unidos.

Una escalinata que conduce a un pГіrtico de triple arcada que da acceso al edificio, iniciando el recorrido por el Astor Hall con su espectacular bГіveda de mГЎrmol blanco y de ahГ­ a la sala donde se realiza la exposiciГіn, la Gottesman Hall.

Menos mal que en este momento estaba de remodelaciГіn pues de otra forma no podrГ­a haberlo realizado, debido al ajetreo diario de estudiantes y curiosos que consultan sus bases bibliogrГЎficas con uno de los archivos digitales mГЎs desarrollados del mundo.

Me habГ­a tenido que desplazar a distintos paГ­ses, todavГ­a recuerdo mis discusiones en Jordania por trasladar aquellas pequeГ±as pero valiosas joyas, ese ha sido un problema recurrente que al que no me habГ­a enfrentado hasta ese momento.

Como comisario de la exposiciГіn, sabГ­a todo lo que hacГ­a falta sobre la organizaciГіn de espacios, la selecciГіn de piezas, la clasificaciГіn de temГЎticas, las asignaciones de tiempo, pero de seguridad no conocГ­a nada.

Ha tenido que ser el propio ayuntamiento el que se ha ofrecido para asesorarme, o mejor dicho decidir en cada caso quГ© hacer, pues la exposiciГіn se realizaba en un edificio pГєblico en la ciudad.

Nunca he visto tantas cГЎmaras, sensores ni detectores de movimiento, humos o calor en un solo sitio. HabГ­a escuchado de la seguridad invisible, aquella que se encarga de la vigilancia y detecciГіn de problemas sin que el ciudadano de a pie se dГ© cuenta, pero cientos de cГЎmaras instaladas en aquel recinto me daban una idea de a lo que puede llegar la seguridad.

Necesitaron habilitar una de las salas que ya tenГ­a proyectado como parte de la exposiciГіn, Гєnicamente como sala de seguridad para el control de todas las cГЎmaras, asГ­ como la coordinaciГіn del personal de seguridad.

Para mГ­ era exagerado tener tanta vigilancia, Гєnicamente con haber asignado a una persona en la puerta encargada de fijarse de que nadie se llevase ninguna pieza era suficiente, pero desde la alcaldГ­a advirtieron que o se cumplГ­an sus condiciones de seguridad o no se realizaba la exposiciГіn.

Al final habГ­a tenido que ceder, aunque no de buena gana, los que trabajГЎbamos ahГ­ en la organizaciГіn, los transportistas y los de seguridad e incluso del personal de limpieza Г©ramos escrupulosamente examinados en una antesala para evitar que entrase cualquier tipo de sustancia sospechosa, gracias a esa nariz electrГіnica.

Se acabaron los arcos de seguridad, ahora era todo a base de control de aires, como lo llamaba yo; todavГ­a no entendГ­a muy bien cГіmo funcionaba, a pesar de que me lo explicaron en varias ocasiones.

Se trataba de un proceso en cuatro bloques, el primero y mГЎs complejo para mГ­, el de transducciГіn, conformado por sensores quГ­micos o de gas; el de adquisiciГіn de seГ±al y conversiГіn a formato digital; el de procesado y el cuarto y Гєltimo de presentaciГіn de resultados.

Por mi parte lo Гєnico que veГ­a es que tenГ­a que situarme delante de un fondo de color verde, esperar unos segundos a que me echase un chorro de aire y listo; se supone que aquel es especial y que expande las molГ©culas de olor de mi cuerpo y si se detecta alguna sustancia potencialmente peligrosa suenan las alarmas.

AsГ­ sucediГі mГЎs de una vez con los montadores de vitrinas, que alguno que otro, trabajaba por las tardes en la construcciГіn y cuando querГ­a al dГ­a siguiente entrar sonaban todas las alarmas, por haber estado cerca de donde se soldaba con productos como acetileno, propano o butano.

Todo un espectГЎculo sonoro y visual de alarmas que boqueaban a la persona y la asilaban hasta que comprobasen todas sus pertenencias y su identificaciГіn ocular y dactilar.

Un derroche de ingenio y concienzudo trabajo para algo tan inocente como una exposición de “cacharos antiguos” como les definió el jefe de policía de la ciudad cuando vio el catálogo de piezas a presentar en la exposición.

Personalmente estaba muy orgulloso de presentar mi primera exposiciГіn como comisario, a pesar de haber tenido algunas propuestas previas en varios museos de pueblos alejados, preferГ­ estrenarme a lo grande y para ello tratГ© por todos los medios a mi alcance de impresionar al pГєblico, transportГЎndolo literalmente al mundo antiguo.

Lo mГЎs difГ­cil fue realizar una maqueta en mitad de la sala de exposiciГіn, rГ©plica del zigurat de Ur, prГіximo a Nasiriyah (Iraq), santuario del Dios de la luna, Nanna. Una antigua edificaciГіn de Mesopotamia, construida con base rectangular, con superposiciones de plataformas que van estrechГЎndose desde la base hasta la cima, la cual es plana y donde se ubicaba un pequeГ±o templo. Una estructura a modo de torre o pirГЎmide escalonada, formada por varias terrazas conectadas entre sГ­ mediante rampas.

Aunque existГ­an otros ejemplos mГЎs fidedignos de la construcciГіn primitiva, como el caso del ziguart de Dur-Untash ubicado en Susa (IrГЎn). El abandono, la erosiГіn del desierto y el paso del tiempo, ha desdibujado la majestuosidad del edificio quedando apenas algunas muestras de tan colosal construcciГіn.

Un intento por mostrar uno de los pilares de la cultura sumeria, el culto a sus deidades, y la relaciГіn entre la religiГіn y el pueblo. Ya que estos monumentos se erigГ­an como vehГ­culo para aproximarse a sus dioses, lugares que Гєnicamente podГ­an pisar los sacerdotes, pero que al estar construidos en lo alto de las explanadas eran visibles desde largas distancias.

Pero aquello me acarreГі muchos problemas pues algunas comunidades religiosas decГ­an que aquello era una provocaciГіn en contra de su propia historia como pueblo, tal fue el revuelo que se formГі que al final me tuve que desistir.

ConformГЎndome con recrearlo, fotografiarlo y desmontarlo, dejando Гєnicamente una gran fotografГ­a de la maqueta recreada en una de las paredes de la sala de exposiciones con un pequeГ±o cartel indicativo del modo de construcciГіn de la antigГјedad sin entrar en mayores detalles.

Eran muchas las piezas que habГ­a conseguido reunir en aquella exposiciГіn sobre el mundo sumerio, cuna de la humanidad, a pesar de lo cual mi predilecta era la Estela de Hammurabi pues refleja lo actual de aquella cultura.

Un largo repaso de piezas de lo que es para algunos la mГЎs inquietante civilizaciГіn perdida, a un paso entre la realidad y la ficciГіn, llegГЎndose a comparar con la mГ­tica AtlГЎntida por sus extraordinarios avances en relativamente poco tiempo y por haber dejado una huella indeleble en la historia de la humanidad.

Para los amantes de lo extraordinario, de las leyendas y las conjeturas, aquellos eran los restos de una civilizaciГіn que habГ­an mantenido contacto directo con sus dioses y que gracias a estos pudieron establecerse como civilizaciГіn extendiendo su cultura a las poblaciones colindantes.

Un hecho cuando menos sorprendente que en este lugar, Mesopotamia, ubicado entre los rГ­os Г‰ufrates y Tigris, es que se concentrГі tanto poder y conocimiento, cuando a su alrededor todavГ­a no se daban las condiciones para que surgiesen tales avances.

A pesar de que algunos grupos cientГ­ficos me criticaron mi visiГіn parcial sobre la historia del mundo olvidando otros lugares que por estar alejados no por ello menos importantes como la China, la India o la AmГ©rica precolombina.

Con lo que la historia se deberГ­a de rescribir para incorporar a la olvidada por occidente civilizaciГіn China, que en mi opiniГіn ha sido la Гєnica que ha tenido una cierta continuidad en el tiempo, siendo las occidentales de unos cientos de aГ±os escasos, a pesar de que se daba una gran sucesiГіn de pueblos dominantes segГєn la Г©poca.

A muchos les pareciГі raro que escogiese a este pueblo y no a los egipcios, como era habitual hacer. Personalmente a pesar de que admiraba esa cultura, entendГ­a que ya estaba casi todo dicho, aunque todavГ­a guardaba incontables secretos y preguntas por responder como ВїQuiГ©n fue el que construyГі las pirГЎmides?, ВїDe dГіnde procede la esfinge?, o ВїCГіmo llegГі a formarse un pueblo aparentemente disperso en el desierto como civilizaciГіn?

A pesar de lo poco que sabemos, dГ­a a dГ­a se producen nuevos descubrimientos sobre ese mundo que ha cautivado a tantos. Eclipsando con ello a otros lugares de interГ©s en la zona como pueden ser las pirГЎmides de SudГЎn, que a pesar de ser de menor tamaГ±o no por ello dejan de conservar cierta similitud y sobre todo mantener el halo de misterio.

Otros me criticaron que la exposiciГіn no la hiciese sobre Grecia, cuna de la civilizaciГіn occidental. Por lo menos asГ­ se proclamaba, ya que fueron los artГ­fices de la escritura actual, pero sobre todo de la forma de pensar, gracias a los eruditos como SГіcrates, PlatГіn o AristГіteles que dejaron sus pensamientos plasmados para posteriores generaciones y que ha sido materia de obligado estudio desde entonces.

Sin disgustarme del todo la idea me parecГ­a un poco pretencioso, querer asignar a un pueblo como el griego el calificativo de cuna de la cultura, cuando ellos Гєnicamente tuvieron una influencia parcial.

Es cierto que marcГі el curso de la cultura del mundo conocido, por lo menos a nuestros ojos occidentales, pero en la Tierra de existГ­an otras civilizaciones que se desarrollaban a la vez en otras latitudes, por eso considero que tuvo un impacto parcial.

Igualmente, los menos me instaron a honrar tambiГ©n a los primeros pobladores de IberoamГ©rica, cuya civilizaciГіn se desarrollГі en paralelo aГєn en la evidente distancia y separaciГіn fГ­sica, cuando no existГ­a ningГєn contacto entre culturas de tan alejados lugares.

Pero mi interГ©s era mГЎs ambicioso querГ­a dar una visiГіn aГєn mГЎs global, revelar la naturaleza del hombre actual desde los orГ­genes de la civilizaciГіn, compartiendo mis inquietudes sobre una esencia que se mantiene a lo largo del tiempo, permitiendo que el pasado nos sirva para explicar lo que somos y por ende de lo que seremos.

Algunos me han criticado el intentar cambiar la forma de concebir la historia con la exposiciГіn, pero aquello mГЎs que una crГ­tica me parece una abalanza a mi trabajo.

Mostrar los hallazgos de una civilizaciГіn milenaria con los descubrimientos actuales ha suscitado que unos pocos detractores me hayan tachado de ilusionista, por querer crear una ficciГіn de la realidad en vez de presentar sГіlo los datos y todo eso lo han dicho sin siquiera haber visto la exposiciГіn, pues no se ha inaugurado.

Aparte de lo que iba a ser la exposiciГіn durante mГЎs de un mes de las obras mГЎs representativas, unido a los tablones explicativos, fotografГ­as, reconstrucciones de momentos de su vida cotidiana, polГ­tica, comercial y religiosa, de las explicaciones auditivas, paneles interactivos y proyecciones.

AdemГЎs de lo que conforma la exposiciГіn tenГ­a programado una serie de jornadas de puertas abiertas para poder escuchar a los conferenciantes mГЎs renombrados en la materia para exponer su punto de vista sobre aquella civilizaciГіn casi desconocida para el gran pГєblico.

Eso que al principio podГ­a ser fГЎcil, me resultГі una tarea realmente complicada, pues los estudios principalmente se desarrollaron durante los aГ±os sesenta y de entonces quedan pocos investigadores vivos, unido a que existГ­a un gran descontento en la comunidad cientГ­fica sobre mi enfoque de la exposiciГіn, que me dificultaba aГєn mГЎs la labor de encontrar a expertos dispuesto a colaborar.

Pero después de incontables llamadas y gestiones, conseguí lo que quería, a pesar de que tuve que aceptar algunos invitados casi impuestos, como fue el director del Museo de Arte Faraónico del Cairo (Cairo, Egipto) o del Museo Nacional Chino, en la mítica plaza Tian’anmen, la más grande del mundo (Beijing, China). Estos querían dar sus respectivos puntos de vista, contextualizando según ellos la importancia de la muestra a la idea global de humanidad.

Una imposiciГіn por los fondos que nos iban a ceder temporalmente, un cambio justo, aunque temГ­a que llegase el dГ­a en que tuviesen que hablar, pues podrГ­a ser cuando menos desmotivador desolador escuchar a un ponente tan renombrado deshacerse en elogios en sus propios descubrimientos pormenorizando el trabajo de la muestra.

Pero el riesgo era aceptable, logrando hacerles un hueco, en donde entendГ­a que no iba a ir demasiada gente, pues coincidГ­a con un evento deportivo en la ciudad, por lo que sin ellos saberlo se iban a encontrar con un pГєblico reducido, con lo que el efecto de sus quejas sobre mi exposiciГіn iba a ser poco efectivo.

Para la muestra me tuve que desplazar varias veces a la zona, yendo museo por museo pidiendo piezas que presentar en la muestra. HabrГ© recorrido tantos museos grandes y pequeГ±os que me es imposible recordar el nГєmero.

Lo que mГЎs me ha sorprendido es saber que la gran mayorГ­a de las piezas de esta civilizaciГіn se encuentran en manos privadas y sГіlo las mГЎs grandes estГЎn en los museos.

Esto me llevГі a un atolladero, pues ningГєn gran coleccionista querГ­a dejar su tesoro ni por un momento y menos a un desconocido.

Pero ahГ­ es donde volviГі a entrar en juego quien fuera mi director de tesis, Г©l es un reputado investigador en su campo y gracias a su renombre me hicieron caso y me prestaron piezas que nunca habГ­an visto la luz.

Tanto es asГ­ que para nosotros nos resultГі sorprendente ver algunas piezas pues no tenГ­amos ni la dataciГіn, ni siquiera idea de lo que se trataba ni significaba.

Tuvimos que llamar a algunos de esos conferenciantes para que nos ayudasen en la tarea de organizar aquellas piezas aparentemente inconexas y sin sentido; poco a poco formamos aquel puzle que me llevГі tanto tiempo desde que se fraguГі la idea hasta que tuvo forma.

Un nutrido grupo de expertos a Гєltima hora quiso colaborar para conseguir asГ­ que sus nombres apareciesen en los crГ©ditos de agradecimiento. Pero al final no fueron admitidos, primero por motivos de seguridad, pues segГєn decГ­a la policГ­a cuantos menos fuГ©semos, mГЎs fГЎcil serГ­a su tarea de control y segundo por una cuestiГіn de principios.

SabГ­a que no podГ­a contentar a todos, pero aquello era un asunto personal y por ello el Г©xito o fracaso de la muestra me lo querГ­a atribuir exclusivamente a mГ­ y a los pocos amigos que desde un principio creyeron en el proyecto.

A pesar de las muchas discusiones que he tenido que mantener con todo tipo de personas que ostentaban cargos pГєblicos y privados, aquella colosal obra parecГ­a que iba a dar sus frutos, ya solamente quedaban tres dГ­as para la inauguraciГіn.

Los carteles anunciando el evento se llevaban puesto por toda la ciudad semanas, igualmente se acometiГі una campaГ±a publicitaria difundiendo el evento mediante prensa y radio para estimular el interГ©s del pГєblico en general, al cual no le quedaba muy claro a priori de quГ© civilizaciГіn se trataba.

Eso fue mi mayor desconcierto al conocer la opinión de la calle cuando un taxista me comentó que aquello hubiese atraído más público si hubiese llevado las palabras “Egipto” o simplemente “Oriente Medio”.

Estaba tan ilusionado en mostrar al mundo lo que fueron sus orГ­genes, un dato tan fundamental para su propia historia y lo Гєnico que querГ­an era ver momias, sarcГіfagos y dioses antiguos con cabeza de chacal.

Aquello me irritГі bastante, pero no me habГ­a hecho flaquear, por el contrario, me motivГі para ser aГєn mГЎs tenaz en mi intento de dar un poco de luz a una poblaciГіn neoyorquina, que por lo menos a ellos les suenen los primeros padres de la humanidad.

Los pendones colgantes ondeaban desde hacГ­a semanas en los tres arcos de la puerta de entrada. El de en medio en que se anunciaba el nombre de la exposiciГіn y la fecha de la misma. A ambos lados de esta se mostraban las imГЎgenes de las piezas mГЎs significativas de la muestra, el cГіdice de Hammurabi y la estela en que se conmemora la victoria de Naram-Sin.

Cada una de ellas tiene su particularidad y encanto. El cГіdice de Hammurabi, un bloque de basalto negro de cerca de dos metros y medio es uno de los primeros conjuntos de leyes descubiertos y de los mejores conservados inscritos en caracteres cuneiformes acadios.

Leyes inmutables de procedencia divina, tal y como lo indica su cabecera donde se muestra cГіmo el Dios de la justicia le entrega estas leyes al rey Hammurabi. Una pieza arqueolГіgica que, a pesar de ser de origen BabilГіnico, una civilizaciГіn posterior asentada en el mismo lugar geogrГЎfico, es una recopilaciГіn de leyes Sumerias.

En este cГіdice como en otros similares se establecen las normas de vida del pueblo, destacando entre otros asuntos los derechos de la mujer, de los menores, un salario justo y dГ­as de descanso al mes para los obreros, asГ­ como el castigo para cada una de las normas infringidas, condenas que podГ­an llegar hasta la pena de muerte.

Éste constituye un claro ejemplo de la Ley del Talión, “ojo por ojo, diente por diente”, o como se dice modernamente “Ley de la acción y reacción”, siendo las consecuencias proporcionales a los hechos, pero con la particularidad de que el castigo se identificaba con el crimen cometido.

Algunos estudiosos defienden que Г©ste es el origen de algunas de las leyes recogidas en la Ley de MoisГ©s por la que se rigen los judГ­os.

Estos mismos investigadores apuntan que fueron adoptadas durante el cautiverio de este pueblo en tierras de Babilonia, cuando estuvieron recluidos fuera de sus tierras por espacio de casi cincuenta aГ±os en el siglo VI antes de nuestra era.

Un Г©xodo de buena parte del pueblo judГ­o tras la destrucciГіn del primer Beit Hamikdash (Templo de JerusalГ©n) situado en el monte Moria o Moriah por Nabucodonosor II.

La estela sobre la victoria de Naram-Sin realizada en arenisca rosada representaba el Г©xito de la campaГ±a de este rey sobre sus enemigos. Lo que ha dado tanto que hablar ha sido que sobre la cabeza de este rey se representa nuestro sistema solar, con el sol en el centro y diez planetas en su Гіrbita, con la luna alrededor de la Tierra.

SegГєn algunos investigadores los antiguos Sumerios conocГ­an la cosmologГ­a tan bien que fueron capaces de identificar los nueve planetas actuales y de registrar un dГ©cimo planeta en nuestro sistema solar al que se denominГі Niburi.

Hay que tener en cuenta que lo que nos puede parecer una obviedad, que cualquier niГ±o desde pequeГ±o es capaz de identificar correctamente al conocer que nuestro sistema solar estГЎ formado por nueve planetas, no ha sido igualmente conocido a lo largo de la historia.

Desde la Grecia ClГЎsica se creГ­a que la Tierra era el centro del Universo y todos los astros incluido el sol giraba a su alrededor, postura formulada por AristГіteles y conocida como teorГ­a geocГ©ntrica, la cual que estuvo en vigor hasta el siglo XVI.

Hasta hace un poco mГЎs de setenta aГ±os no se llegaron a conocer todos los planetas que conforman nuestro sistema solar, de ellos los tres Гєltimos en descubrirse fueron Urano en 1.781, Neptuno en 1.846 y PlutГіn en 1.930.

Alcanzando la cifra de nueve planetas, eso por supuesto antes de que la comunidad cientГ­fica en el aГ±o 2006 eliminase de la lista de planetas a PlutГіn, creando una nueva categorГ­a especГ­fica para denominarlo llamado plutoide o planeta enano.

Sobre el dГ©cimo planeta, llamado Niburi, este estarГ­a aГєn mГЎs alejado que PlutГіn, con una Гіrbita alrededor del sol de unos 3.600 aГ±os; algunos investigadores han intentado identificarlo, aunque con escaso Г©xito, pues si el resto de sus cГЎlculos han sido correctos ВїCГіmo se iban a equivocar en Г©ste?

Por esto se ha convertido un icono de los misterios todavГ­a sin resolver de esta civilizaciГіn tan adelantada a su tiempo; igualmente aquella imagen es la prueba en la que se basan algunos para preconizar la existencia de un meteorito alrededor del sol que chocarГЎ prГіximamente con la Tierra, al parecer esto estГЎ relacionado con una antigua profecГ­a Maya.

Aunque las fotografГ­as exponГ­an las dos caras de la muestra, la del significado de lo antiguo y de lo actual, todavГ­a quedaba una sorpresa para el visitante que no quise desvelar en la publicidad emitida y presentada.

Para aquellos que por fin se decidiesen a entrar, podrГ­an gozar de una secciГіn de la muestra donde se presentaban obras inГ©ditas y cuyo simbolismo y significado nos son todavГ­a desconocidos, a pesar de las innumerables conjeturas que se hayan podido plantear.

Piezas provenientes sobre todo de las colecciones privadas que han sido escasamente estudiadas por los cientГ­ficos y por lo tanto dejan volar la imaginaciГіn de los visitantes hacia sus posibles significados, otorgГЎndoles por un dГ­a el papel de eminentes investigadores para poder realizar sus propias conjeturas sobre su sentido y significado.

Pero por si acaso no se les ocurre nada, en un panel interactivo se muestran piezas similares de otros emplazamientos y el significado que tenГ­an, invitando con ello a que se pongan en la piel de los antropГіlogos y traten de dar coherencia y sentido a piezas de las cuales carecemos de toda informaciГіn, salvo su dataciГіn y la localizaciГіn geogrГЎfica.

En ningГєn momento se les quiere dar la soluciГіn, la pista definitiva que les conduzca a la resoluciГіn de misterio, primero porque ni siquiera nosotros mismos estГЎbamos seguros de su significado, sino que se le quiere hacer partГ­cipe de la tarea de descubrir el sentido de las piezas al visitante.

A pesar del considerable tamaГ±o de la sala de la exposiciГіn, se nos habГ­a quedado pequeГ±o el recinto por la cantidad de piezas que llegaron, por lo que al final bastantes permanecieron en una sala contigua sin poderse presentar a los asistentes, envueltas en grandes arcones debidamente embaladas y conservadas a baja temperatura para evitar que alguna se deteriorase.

TodavГ­a no tenГ­a decidido quГ© hacer con aquel excedente que tan generosamente habГ­amos recibido. TenГ­a varias posibilidades, devolverlas adjuntando carta de agradecimiento o esperar a ver cГіmo funcionaba la muestra y si era de interГ©s, realizarlas en otras ciudades e incluso en otros paГ­ses.

Lo habГ­a visto hacer a otros colegas, en vez de hacer ostentaciГіn de todo el repertorio de piezas que conformaban las colecciones del museo en el que trabajaban, realizaban exposiciones temГЎticas y parciales para mostrar los restos mГЎs significativos.

PodГ­a siguiendo su ejemplo, crear una exposiciГіn itinerante en que la que fuese variando la temГЎtica, dando de este modo salida a todos aquellos baГєles que como los antiguos cofres de los corsarios conservaban en su interior de reliquias y joyas de la historia de incalculable valor.

Sea como fuera, la seguridad de aquellas cajas de madera era mГЎxima, estando prohibido a nadie acercarse a ellas salvo que yo estuviese presente.

De momento no me habГ­a descartado por ninguna de las dos opciones, aunque la segunda era la que mГЎs me agradaba, pues asГ­ daba la oportunidad a conocer distintos matices de aquella civilizaciГіn tan amplia, y que nos habГ­a dejado un legado tan amplio difГ­cil de conocer en una sola visita.

Mientras llegaba el momento de adoptar la decisiГіn oportuna, quise que aquellas piezas no expuestas permaneciesen en la biblioteca. Para mГ­ aquel era el lugar mГЎs seguro de toda la ciudad, ademГЎs teniГ©ndolas cerca me sentГ­a mГЎs tranquilo, pues si por algГєn motivo tuviese que sufragar de mi bolsillo el coste originado por el desperfecto o extravГ­o de tal solo una de las miles de piezas, no tendrГ­a suficientes aГ±os de mi vida para pagarlo.

Lo mГЎs difГ­cil de aquella colosal gestiГіn fue el conseguir a una compaГ±Г­a aseguradora que respaldase aquella exposiciГіn, requisito impuesto por la direcciГіn de la biblioteca, aunque particularmente creГ­a que era una pГ©rdida de tiempo y sobre todo de dinero, ВїQuiГ©n iba a querer una pieza asГ­?

AdemГЎs, con el catГЎlogo que habГ­amos realizado, ahora digitalizado, cualquier policГ­a del mundo podrГ­a en segundos identificar la procedencia legal de las obras y evitando con ello su compraventa.

A pesar de lo cual, y para evitar males mayores habГ­a tenido que contratar un seguro multimillonario de acuerdo con el valor de las piezas, que gentilmente me pagГі la alcaldГ­a de la ciudad, con la condiciГіn de que a su inauguraciГіn asistiese el alcalde para decir unas breves palabras y sobre todo para salir en las fotos.

“Un gran acontecimiento, requiere una gran ceremonia de apertura y ésta por supuesto, precisa de un gran anfitrión” me comentaba el asistente personal del alcalde cuando supervisaba los preparativos de la ceremonia.

No sabГ­a si el pГєblico, iba a querer acercase allГ­ para admirar las piezas, pero para la noche de la inauguraciГіn ya tenГ­a confirmada mГЎs de cien personas, entre celebridades, cantantes y otros artistas de la ciudad.

Todo para poder realizar ese pequeГ±o paseo casi de pasarela para que los cientos de periodistas acreditados desplieguen sus flashes en busca de la foto de portada de las revistas del corazГіn. Pocos eran los medios que habГ­an solicitado su presencian en la inauguraciГіn que perteneciese a alguna cadena medio seria, que estuviese realmente interesada en propagar la cultura y el conocimiento.

A mГ­ eso, a pesar de saber que era un mal necesario de aquella ciudad, el lidiar con ricos y famosos para que tu sitio sea conocido, no me dejaba de parecer banal y superficial, propio de galas benГ©ficas, de presentaciones de nuevas funciones de teatro o del estreno de pelГ­culas, pero no tanto de una muestra.

Mi director me habГ­a tenido que consolar viГ©ndome en algunos momentos desesperado por organizar algo memorable, que fuese tan sublime que se quedase en la retina de los presentes, mГЎs allГЎ de averiguar si el Гєltimo famoso de moda se habГ­a separado o no de su mujer.

“No compitas con la prensa, ella es tu aliada, deja que haga su trabajo. Cada foto que aparezca en la revista será una publicidad para ti, pues el marco en donde se produce, este evento, es lo que contarán a todos y más de uno vendrá simplemente para ver el lugar por donde acaba de pasar su ídolo” me aconsejaba con paciencia mi director.

A mГ­ aquella parafernalia me parecГ­a innecesaria e impropia de un lugar como aquel; seguro que ninguno de los asistentes de la inauguraciГіn terminarГ­a el dГ­a sin recordar el nombre o, la Г©poca o algГєn otro dato relevante de la exposiciГіn.

AdemГЎs, y para colmo, me asignaron una asesora de imagen para que yo mismo fuese quien guiase a las personalidades del mundo de la polГ­tica y de los deportes por las piezas mГЎs importantes.

Aun cuando habГ­a estado preparando a un equipo de personas que serГ­a las encargadas de guiar a los turistas en grupos de diez entre las distintas colecciones, me tenГ­a que presentar para un puesto algo tedioso para mi gusto, mГЎs propio de un estudiante de tercero de facultad que de un profesional de carrera.

HabГ­a tenido que escoger, para esta breve pero mediГЎtica visita, las obras mГЎs relevantes que les iba a mostrar y explicar, dejГЎndoles el resto del tiempo para que admirasen por sГ­ mismos las restantes obras.

Tres eran las de mayor importancia para mГ­, por su claridad en la explicaciГіn y por ser muestra del espГ­ritu que impregnaba toda la exposiciГіn.

Las dos primeras eran las exhibidas en los pendones colgantes de la portada y que inundaban la ciudad en periГіdicos y pastines repartidos a lo largo de la ciudad.

La tercera era de esa parte inesperada y enigmГЎtica en la que querГ­a que el espectador se recrease intentando adivinar cuГЎl era el significado y sentido de las piezas mГЎs llamativas e inexplicables de la cultura sumeria.

Era una pequeГ±a secciГіn donde se exhibГ­an figuras representando de humanos, animales y dioses, ornamentaciГіn con decoraciГіn caprichosa y tablillas con inscripciones que no habГ­amos conseguido descifrar, pero que como tenГ­a una simbologГ­a agradable a la vista lo que convertГ­a en una pieza ideal para que aquellos visitantes especulasen e intentasen dar alguna teorГ­a que seguro dejarГ­an boquiabiertos a todos.

HacГ­a dГ­as que no conseguГ­a dormir plГЎcidamente debido a la presiГіn de pensar que podrГ­a faltar algo en la muestra por muy insignificante que fuese, aunque habГ­a repasado una y otra vez toda la organizaciГіn tanto de las piezas como del personal que debГ­a de conducir a los grupos y no me habГ­a dejado ni un solo detalle al azar.

TenГ­a a mi disposiciГіn, aparte del cuerpo de seguridad de la biblioteca y el especial que me habГ­a designado el ayuntamiento, dos patrullas que vigilarГ­an desde el exterior durante todo el dГ­a para controlar la afluencia de espectadores si Г©sta se producГ­a. Igualmente estaban alertados los cuerpos de bomberos y un helicГіptero de rescate por si surgiese algГєn imprevisto desafortunado.

No serГ­a la primera vez que en una muestra un visitante sufre un ataque cardiaco o que alguno por descuido deja una colilla mal apagada donde no debe; todas las medidas de seguridad serГ­an pocas para evitar cualquier accidente, que por minГєsculo que fuese podrГ­a provocar tanto daГ±o en este patrimonio de incalculable e inestimable valor.

TodavГ­a recuerdo los bochornosos resultados de algunos colegas que intentaron realizar una exposiciГіn por todo lo alto y que, por un problema por falta de cuidado en el traslado de alguna pieza, esta se cayГі rompiГ©ndose en miles de fragmentos, finiquitГЎndose asГ­ su carrera pГєblica tan rГЎpido como lo que tardГі en enterarse el dueГ±o de la pieza.

Por algГєn desconocido y afortunado motivo no he tenido que lamentar ningГєn problema desde que empezaron a llegar las piezas; la seguridad y el cuidado a las piezas, ha sido mГЎximo en todo momento, lo que me ha permitido trabajar con cierta holgura.

Mi equipo, ha aumentado de los dos becarios, asignados por el departamento para las tareas de dataciГіn de las piezas, a casi veinte personas de distintas partes del mundo que han participado en la clasificaciГіn de las piezas y la elaboraciГіn del catГЎlogo.

Fruto de ese trabajo conjunto habГ­a resultado un producto del que estaba especialmente orgulloso, un trГ­ptico de tamaГ±o folio por el cual todos los que concurrieran a la muestra sin tener ningГєn conocimiento previo podГ­a hacerse una idea muy clara de dГіnde, cГіmo y cuГЎl habГ­a sido la evoluciГіn polГ­tica, militar, cultural y religiosa del pueblo de Sumeria.

Todo ello planteado mediante un cronograma en donde quedan reflejadas las distintas piezas que se presentan en la colecciГіn, de forma que les sea fГЎcil identificar la procedencia y la Г©poca en donde estas se realizaron.

Toda una labor artГ­stica combinada con mucho de conjeturas e intuiciГіn, pues de numerosas piezas, a pesar de conocerse que eran de ese pueblo por la zona geogrГЎfica donde fueron halladas, era difГ­cil determinar a quГ© momento histГіrico pertenecГ­an.

Y luego, lo que esperaba llamase mГЎs la atenciГіn al visitante, la parte de los descubridores, como yo lo llamaba, en donde, con el precedente y la informaciГіn previa, debГ­an de intentar adivinar a quГ© se correspondГ­a cada pieza.

Uno de mis colaboradores me habГ­a propuesto que para dinamizar esta secciГіn crease una especie de concurso creativo, en que cada visitante escribiese en media hoja de papel lo que creГ­a que era, al menos de una de las obras de esta secciГіn.

Igualmente sugiriГі que de entre todas las presentadas al final de cada dГ­a se escogiese la que era mГЎs curiosa o acertada, pero claro, para concederle algГєn tipo de premio, deberГ­amos de tener nosotros la soluciГіn de cada una de las piezas, aspecto que desconocГ­amos por completo.

Tras numerosas horas de estudio logramos identificar la mayorГ­a correctamente, a pesar de lo cual en contados casos Гєnicamente pudimos determinar que pertenecГ­an a la cultura sumeria por tener sГ­mbolos y signos comunes a otras piezas bien datadas, pero poco mГЎs.

El resto pertenecГ­an a la mГЎs absoluta interpretaciГіn de cada cual, por lo que el relato de los participantes no se valorarГ­a en funciГіn de ningГєn criterio objetivo sino en el agrado que le provocase al evaluador en cada momento, por lo que desechГ© la idea.

Otro de mis colaboradores me habГ­a sugerido realizar una especie de encuesta de calidad, para que el pГєblico tuviese la posibilidad de opinar sobre lo que mГЎs le habГ­a gustado de cada obra, o de la exposiciГіn en general, indicando las sugerencias o recomendaciones que estimasen oportuna.

Aquello si me habГ­a parecido una buena idea, asГ­ en la entrada se le daba la oportunidad de recoger una hoja de respuesta junto con un lГЎpiz pequeГ±o para rellenarlo y a la salida existГ­a una gran urna de plГЎstico redonda donde depositarlo.

En este caso no habГ­a ningГєn tipo de premio, ni diario, ni final de la exposiciГіn. A decir verdad, no estaba muy seguro de que fuese a designar a nadie a la labor de leer cada visitante de esas notas, primero porque la letra de cada visitante harГ­a muy difГ­cil estar seguro de lo que ponГ­a y segundo porque una vez terminada la exposiciГіn ВїDe quГ© me iba a servir lo que anotasen?

De momento iba a mantener la apariencia de estar interesado en la opiniГіn del gran pГєblico sobre aquello, aunque no tengo la intenciГіn de perder mi tiempo en saber lo que un crГ­o de cuatro aГ±os opina sobre mi obra.

TenГ­a que dejarlo todo bien preparado, pues cuando comenzase la exposiciГіn tendrГ­a poco tiempo para atenderla, ya que tendrГ­a que atender otras labores mГЎs de tipo social.

Como sabГ­a que les habГ­a sucedido a otros compaГ±eros y asГ­ me lo habГ­a recordado mi director, en cuanto empezase iba a estar muy ocupado recibiendo y atendiendo directamente a las personalidades.

Estas poco a poco se van a ir acercando tras la inauguraciГіn, esta vez mГЎs por una cuestiГіn de presencia que por un verdadero interГ©s en la historia antigua, buscando que se sepa que han asistido a un acto cultural, como forma de reforzar su imagen de filГЎntropo o defensor del arte y las ciencias.

A mГ­ esa parafernalia me seguГ­a pareciendo banal e innecesaria, pero en la ciudad del neГіn, esa que nunca duerme, todo debГ­a de ser un espectГЎculo que deleitase hasta al pГєblico mГЎs exigente.

Para ello era imprescindible la presencia de juegos pirotГ©cnicos, brillantes luces destellantes y llamativos coloridos, todo un requisito a cumplir si querГ­a triunfar con esta presentaciГіn.

Era tanto lo que habГ­a invertido y no me refiero sГіlo a este Гєltimo aГ±o de trabajo empleado para dejarlo todo preparado, ahora estoy pensando en los aГ±os de estudio, la cantidad de museos visitados por el mundo, para ir aprendiendo a cГіmo lo hacГ­an los demГЎs, tanto en las exposiciones itinerantes como permanentes y todo para este momento.

TenГ­a pensado unas buenas vacaciones para cuando acabase la exposiciГіn, todavГ­a no me habГ­a decidido a donde, si a una gran urbe con abundantes actividades culturales para poder escoger entre el cine, teatro y Гіpera, o algo mГЎs tranquilo alejado de la ciudad, quizГЎs un lugar con sol y mar para descansar.

Esa idea a pesar de ser muy agradable, me recordaba mi experiencia en Egipto. Un recuerdo agridulce, con momentos buenos y otros que no lo fueron tanto.

Fue hace ya tiempo, en que iba como turista, hasta llegar allГ­ todo muy bien, iba en una excursiГіn organizada, con lo que me movГ­a con el autobГєs de la compaГ±Г­a, llegamos al Cairo y allГ­ estuvimos por espacio de tres dГ­as, tiempo suficiente para poder visitar el museo, las pirГЎmides e incluso la Esfinge.

Todo idílico, aunque, a decir verdad, para mí me supo a poco, pues apenas tuvimos tiempo de ver el museo, a pesar de casi las tres horas que estuvimos allí, pero había tanto que ver…

Desde las pirГЎmides nos dirigimos a una loma alejada desde donde se podГ­a divisar el conjunto allГ­ para mi desgracia conocГ­ a una persona muy simpГЎtica que se acercГі y me ofreciГі dar una vuelta en camello.

Un emocionante viaje que emularГ­a el realizado por los grandes hombres de la historia como NapoleГіn o Lawrence de Arabia, en el que experimentar la intensidad de acercarse lentamente a las pirГЎmides al paso del animal.

Aquello al principio no me interesaba demasiado, pero como era muy insistente acabГ© cediendo, mГЎs porque se callease que por estar verdaderamente interesado.

SubГ­ con dificultades sobre un camello y todo iba bien, bajГ© muy despacio desde la explanada en donde nos encontrГЎbamos hacia una la larga llanura de arena que se extendГ­a enfrente.

El vaivГ©n de aquel animal era lo Гєnico que me sacaba de aquella sobrecogedora experiencia de irme acercando poco a poco a aquellos colosales monumentos muestra del dominio de las matemГЎticas unido con un profundo conocimiento astrolГіgico y todo ello subyugado al poder polГ­tico que obedecГ­a cual fiel cordero al religioso del momento.

SeguГ­a deleitГЎndome con las imponentes pirГЎmides, que a medida que me iba acercando se iban a haciendo mГЎs y mГЎs grandes algo extraГ±ado que durante el paseo el camellero no me habГ­a dirigido la palabra a pesar de su insistencia inicial.

Creo que habrГ­amos llegado como a la mitad del camino cuando detuvo al camello y le hizo sentarse. Aquello no lo entendГ­a y le comuniquГ©, el hombre de mal humor me concretГі que era todo lo que le habГ­a pagado y que se volvГ­a a su sitio.

Me asombrГі y me indignГі, le habГ­a pagado lo que habГ­a sido acordado al salir, que incluГ­a llegar hasta las pirГЎmides y volver a la explanada en lo alto, desde donde habГ­amos salido, y en cambio no habГ­amos ni realizado un cuarto del trayecto y ya se querГ­a ir.

Como pude intentГ© hacerle entrar en razГіn, pero parecГ­a que no cedГ­a, hasta que en un momento me revelГі que querГ­a mГЎs dinero; aquello era el colmo, cГіmo mГЎs dinero, si le habГ­a dado lo que pidiГі, sin siquiera regatear y eso que conocГ­a que en aquellas tierras se tenГ­a esa costumbre.

Me neguГ© y me bajГ© del animal, y Г©l hizo por irse y dejarme allГ­ en medio de las arenas; veГ­a al animal alejarse y el sol que estaba en su cenit me recordaba que era una mala idea, cuando gritГ© a aquel hombre aceptando su abuso; le paguГ© el resto y me devolviГі a la explanada del comienzo.

Por supuesto el viaje de vuelta no fue en absoluto placentero, aquel vaivГ©n que momentos antes, me habГ­a parecГ­a casi hipnГіtico acompaГ±ando a la suave brisa que mecГ­an las nubes, me molestaba ahora bastante, mientras que el camellero iba igual de callado que en la ida y yo tenГ­a un mal cuerpo, sintiГ©ndome engaГ±ado y estafado.

Cuando lleguГ© a la explanada desde donde salimos me acerquГ© al guГ­a que dirigГ­a nuestro grupo y le reclamГ© para que hablase con la policГ­a para que detuviese a aquel hombre por estafa.

Este me informГі de que si al final habГ­amos llegado a un acuerdo y le habГ­a pagado no tenГ­a nada que reclamar, pues era un contrato verbal y sin pruebas, y que yo habГ­a conseguido lo que querГ­a.

Pero ВїCГіmo iba a ser si ni siquiera habГ­a podido llegar ni a estar bajo la sombra de las pirГЎmides?, aquello me indignГі mГЎs aГєn, saber que no sГіlo me habГ­an engaГ±ado, sino que ademГЎs habГ­a salido impune y sin que pudiese hacer nada para evitarlo.

QuizГЎs de todo ese viaje aquella fue la anГ©cdota mГЎs desagradable de un impresionante viaje que se vio impregnado por la amargura de ese momento, siendo rГЎpidamente relegado por las nuevas maravillas que encontrГ© en el Museo de Arte FaraГіnico del Cairo.




CAPÍTULO 2. TRES DÍAS DESPUÉS


Por fin habГ­a pasado lo peor, todo habГ­a salido al dedillo, las autoridades habГ­an acudido para la inauguraciГіn junto con todo tipo de famosos del celuloide o de la televisiГіn. A pesar de mis mГєltiples intentos por explicarle la importancia de aquella exposiciГіn y de tratar de que se llevasen una idea mГ­nimamente clara de lo que contenГ­a, no conseguГ­a nada mГЎs que mirasen alguna que otra obra durante unos breves segundos. El resto del tiempo estuvieron atendiendo a los periodistas que no querГ­an perder ninguna instantГЎnea del personaje en cuestiГіn.

Aquello habГ­a sido un mar de desconcierto, ver moverse a tantas personas a la vez en la exposiciГіn sin ningГєn tipo de interГ©s. Por suerte la seguridad era mГЎxima y nunca hubo ningГєn problema, porque todas las piezas tenГ­an una cuerda seГ±alizando la distancia a mantenerse con respecto de la pieza.

Estas sГіlo habГ­an sido traspasadas en alguna ocasiГіn por los periodistas a los cuales se les tuvo que sacar de allГ­ mientras ellos se quejaban de no dejarles hacer su trabajo, aduciendo que lo que buscaba era tener un mejor ГЎngulo para poder captar una imagen mГЎs favorecedora del famoso de turno.

HabГ­an empezado en paralelo el ciclo de conferencias que ilustraba al mundo acadГ©mico y a los que estuviesen interesados todo lo relativo en esta civilizaciГіn, con ponencias de los mayores expertos en la materia invitados de todas partes del mundo.

En este ciclo se presentaban comunicaciones que iban desde las pruebas mГЎs evidentes hasta las suposiciones mГЎs inverosГ­miles, con ello habГ­a tratado de que fuese un foro abierto de opiniГіn, donde no se limitasen a dar datos y cifras, sino que el asistente tuviese mucho mГЎs, una visiГіn global y porque no decirlo hasta imaginativa.

Para mi sorpresa las conferencias a las que mГЎs personas habГ­an decidido inscribirse eran precisamente en las que estaban planteadas desde en un punto de vista menos cientГ­fico basadas en suposiciones, misterios sin resolver y civilizaciones perdidas.

Un ponente incluso relacionaba aquella civilizaciГіn con los Atlantes; algo que a mГ­ personalmente no me sonaba demasiado bien, sobre todo cuando creГ­a aquello no era mГЎs un mito fruto de unos cuantos alimentado por el deseo de encontrar algГєn dГ­a un gran tesoro escondido, pero sorprendentemente era la conferencia a la que mГЎs pГєblico iba a asistir.

Todo transcurrГ­a con tranquilidad, segГєn lo programado, intentaba estar en todo, unas veces iba a la exposiciГіn a dar una vuelta viendo la reacciГіn del pГєblico ante algunas piezas, sobre todo fijГЎndome en los ancianos y los niГ±os, porque son estos los que si no les gusta una pieza lo dicen sin el pudor social de los jГіvenes y adultos. TambiГ©n tenГ­a que estar allГ­ cuando se acercaba alguna personalidad para acompaГ±arle en el recorrido personalmente entre las piezas mГЎs destacas intentando dar una coherencia bastante simple y creГ­ble para que la escasa media hora que estuviesen allГ­ les fuese por lo menos entretenida.

Igualmente estaba en las conferencias, por supuesto me habГ­a tocado presentar la de la inauguraciГіn y tendrГ­a que darle cierre. De vez en cuando me gustaba acercarme para ver cuГЎnto estaba de lleno el auditorio a pesar de que conocГ­a con exactitud el nГєmero de participantes inscritos en cada caso, y me gustaba pasarme media hora despuГ©s de haber comenzado, para ver cuГЎntos de todos los que habГ­an entrado se quedaban, y asГ­ apreciar quГ© de interesante o cuГЎn bien explicaba aquello que decГ­a el conferenciante.

Por Гєltimo, y no por ello menos importante, me dedicaba buena parte de mi tiempo estando en contacto con los medios pГєblicos de seguridad y revisando el trabajo de las personas que tenГ­a a mi cargo.

De todo el equipo de preparaciГіn de las piezas, catalogaciГіn y creaciГіn del itinerario de la exposiciГіn, ahora sГіlo quedaba un par de personas, los becarios que tenГ­a desde un primer momento. Ellos eran los encargados de ver que todas las piezas estuviesen en su estado Гіptimo, como para preparar catГЎlogos alternativos para prГіximas exposiciones, con el resto de piezas que no se habГ­an presentado en esta ocasiГіn.

De los demГЎs colaboradores, montadores, no quedaba nadie y Гєnicamente se habГ­an mantenido los de seguridad. A mГ­ todo aquel despliegue de vigilancia del ayuntamiento e incluso una persona enviada por la compaГ±Г­a de seguros, para comprobar que las medidas adoptadas de seguridad fueran eficaces, me parecГ­a innecesario.

Nadie se iba a arriesgar a robar una pieza, ademГЎs habГ­a tantas medidas de seguridad que serГ­a imposible hacerlo; cada una de las piezas estaba detrГЎs de una vitrina antibala, con sensor de calor y de movimiento. En el caso de que se rompiese el cristal si alguien introducГ­a la mano o cualquier otro artilugio para sacarlo sonarГ­an todas las alarmas.

Una pГ©rdida de tiempo y de recursos para mi gusto, pero necesario para que el ayuntamiento, la policГ­a y la compaГ±Г­a de seguros se quedasen tranquilos.

Con respecto a la urna de consultas o sugerencias, para mi sorpresa en aquellos tres dГ­as se habГ­a llenado, no sГ© exactamente el Г©xito por quГ© habГ­a sido, si al final no se iba a dar ningГєn premio, pero creo que el que le regalasen un lГЎpiz, aunque fuese pequeГ±o habГ­a animado a los curiosos a dejar impresas sus inquietudes.

AdemГЎs, con las visitas de las escuelas habГ­an hecho que se hubiese completado rГЎpidamente. Para sorpresa de todos tuvimos que vaciar aquella gran bola de plГЎstico que hacГ­a las veces de hucha de sugerencias, y no sabГ­amos dГіnde colocarlo ni quГ© hacer con todo aquello.

Aunque era partidario de tirarlo, pues no tenГ­a ningГєn valor ni sentido, pero uno de mis becarios me sugiriГі que seleccionГЎsemos algunos, en el que hubiese algГєn comentario favorable de algГєn niГ±o y lo pusiГ©semos en la entrada, como aliciente para otros visitantes, pues asГ­ lo habГ­a visto hacer en otras exposiciones.

A mГ­ aquello me parecГ­a bastante sin sentido, un lugar serio como era la Biblioteca PГєblica de Nueva York llenando su fachada con opiniones de crГ­os ВїQuГ© imagen iba a dar sobre la seriedad el lugar?

Me opuse en redondo, pero despuГ©s de pensarlo un momento, estuve de acuerdo, y asГ­ en las columnas pusimos unas pocas opiniones.

Para mi sorpresa, era aquello lo primero a que se paraban a mirar los visitantes antes de entrar, y parece que luego lo hacГ­an con mejor ГЎnimo y que las opiniones crecГ­an en aquella urna redonda. Eso me sorprendiГі ver cГіmo las personas parecГ­an estar interesadas en la exposiciГіn y en compartir sus opiniones.

QuizГЎs es esa generaciГіn que ha nacido con un ordenador bajo el brazo, y que a travГ©s de mensajerГ­as, chats y redes sociales se comparten opiniones de sobre lo que les gustaba o no, para animar a los demГЎs a visitarlo.

Visto el Г©xito de la idea, escogimos unos cuantos mГЎs para pegarlos en otros lugares de la exposiciГіn, en las puertas, o cerca de cada obra, para que supusiesen lo que habГ­a opinado otros que la habГ­an visto antes. A pesar del entusiasmo de los becarios por esta labor, menos tedioso que la de seleccionar piezas para las nuevas exposiciones, yo era el que tenГ­a la Гєltima palabra y decidГ­a sobre si se ponГ­a cada uno de los comentarios. Incluso estuve ayudando a leerlos y clasificarlos entre interesante y no vГЎlido.

Cuando ya estaba algo cansado de ir de un sitio a otro, me entrГ© en la sala donde estaban los becarios a echarles una mano, y sentГЎndome vi el montГіn de hojas de respuesta que habГ­an volcado sobre la gran mesa.

ArmГЎndome de paciencia, tras inspirar y expirar lentamente, me puse a leer aquellas opiniones.

Lo mГЎs costoso de aquello era entender la letra, sobre todo de los niГ±os, pues la de las niГ±as parecГ­a bastante clara, a pesar de las faltas de ortografГ­a o de tener una redacciГіn incorrecta.

Una a una iba leyГ©ndolas, hasta que me encontrГ© con una que tenГ­a un dibujo, era uno de los innumerables sГ­mbolos de aquella civilizaciГіn, que seguro habrГ­a copiado. Algunos niГ±os lo habГ­an hecho antes tambiГ©n, copiaban un dibujo o alguna figura que les gustaba y lo comentaban.

Leí lo que decía, “este símbolo representa a los maestros de nuestros padres, que vinieron de lo alto a traer pan y fuego”.

A aquello no le di mГЎs importancia y puse aquella hoja de comentario en el montГіn de no aptos, pues si no estaba claro para mГ­ lo que querГ­a decir difГ­cilmente lo estarГ­a para el resto del pГєblico. Tras esto cogГ­ la siguiente hoja para leerlo, y luego la siguiente, asГ­ estuve buena parte de la maГ±ana hasta que me fui a comer.

Esa tarde tenГ­a una de esas conferencias multitudinarias de uno de esos cientГ­ficos alejados del dogmatismo de su profesiГіn, alguien que si no fuese por su extenso currГ­culum podrГ­a creerse que era un charlatГЎn.

Como en otras ocasiones me acerquГ© transcurrida media hora del inicio, para ver el pГєblico que habГ­a y para mi sorpresa, estaban todas las plazas ocupadas y no habГ­a ni un hueco, incluso habГ­a personas por los pasillos sentados escuchando. Yo me iba a ir, entre otras cosas porque no habГ­a donde sentarme, cuando me enganchГі una cuestiГіn que realizГі al auditorio, como guante arrojado en buscando la reacciГіn del pГєblico,

– ¿De dónde vienen los Sumerios? Se da la paradoja de que existen excesivas opiniones, aunque todavía no se ha logrado un consenso al respecto. Algunos afirman que su origen está en la raza negra, otros que tienen una procedencia caucásica. La mayoría opta por una postura intermedia indicando que son una mezcla de varias razas que llegaron y se establecieron en aquella región desde el Neolítico. Como les anunciaba esta es una cuestión no resuelta por la ciencia y tal es así, que hasta se le ha denominado como el “problema sumerio”.

Pero ВїQuГ© es lo que tiene este pueblo de importante?, ВїPor quГ© estamos hablando de ellos?, pues por dos elementos importantes y fundamentales que cambiarГ­an la faz de la Tierra, que darГ­a al hombre una nueva dimensiГіn, un salto en la concepciГіn de la humanidad.

La agricultura y el control de los metales. Nadie sabe a ciencia cierta cГіmo se produjo aquello. El que el hombre dejase de ser un cazador estacional y se afincase en un territorio, que lo cultivase y del fruto de su esfuerzo consiguiese su alimentaciГіn, hizo que este dejase de ser un recurso escaso a obtener excedentes. Esto permitiГі a sus habitantes que se pudiesen dedicar a otras labores.

Garantizando que todos tuviesen pan para comer permitiГі que los hombres dejasen de estar dГ­as enteros rastreando y siguiendo a sus presas intentando atraparlas, para luego una vez cazada, limpiarla y prepararla por parte de las mujeres. Ahora podГ­an dedicarse a una vida mГЎs sedentaria y pendientes Гєnicamente del crecimiento del cultivo, empezando a tener en cuenta los ciclos de lluvias para plantar y recoger los frutos de su trabajo.

El uso de la fundiciГіn de metales, les permitiГі avanzar en la construcciГіn y en la guerra, ya no estaban a expensas de rocas y palos para combatir con lo que rГЎpidamente ampliaron su territorio.

El empleo del fuego les permitiГі tambiГ©n cocinar la comida, prepararla e incluso ahumarla, obteniendo con ello un nuevo producto con el que poder comercializar con otros pueblos, dando un mayor poder a aquella civilizaciГіn frente al resto.

Pan y fuego han sido los primeros Г©xitos de esta civilizaciГіn, cuna de las restantes y en donde, como ya todos saben, surgiГі el primer lenguaje escrito, la escritura cuneiforme mucho antes de la escritura jeroglГ­fica egipcia.

Esta innovaciГіn va a marcar el final de la Г©poca prehistГіrica, inaugurando con ello la historia, tal y como la conocemos, donde queda constancia escrita de los acontecimientos que se van sucediendo.

Un pueblo que se caracterizГі por el desarrollo de la cultura y la conservaciГіn del conocimiento, creando bibliotecas que se iban engrosando con nuevos tomos sobre las materias mГЎs diversas desde la medicina hasta la astronomГ­a, ademГЎs de recoger multitud de mapas, cartas, cronologГ­as y listas de leyes entre otras.

A diferencia de otros pueblos posteriores, que emplearon los pergaminos y el papiro como modo de recoger su conocimiento, haciГ©ndolo vulnerable al paso del tiempo por las humedades e incluso ante los incendios, al haber escrito sobre arcilla ha permitido que su conocimiento llegue intacto hasta nuestros dГ­as.

Aquello me sorprendió, parecía que a pesar de que seguía hablando no le escuchaba, me repetía una y otra vez esas palabras “pan y fuego”, sabía que me sonaba de algo que había visto u oído en otro momento durante ese día.

A pesar de que intentaba recordar no conseguГ­ recordar dГіnde habГ­a sido que lo habГ­a visto u oГ­do, cuando conseguГ­ encontrar un lugar tranquilo me sentГ© y respirГ© profundamente lentamente.

Ya estaba en condiciones para utilizar una tГ©cnica que habГ­a desarrollado durante mis aГ±os de excavaciГіn, que consistГ­a en cerrar los ojos y concentrarme en un punto blanco imaginario en mitad de mi frente, eso me permitГ­a tranquilizarme y relajarme aГєn mГЎs.

A partir de ahГ­ empezaba a revivir mentalmente visionando los hechos acontecidos durante el dГ­a como si de una pelГ­cula se tratase, avanzando a mayor o menor velocidad entre aquellos para dar con el recuerdo que querГ­a.

Esto me habГ­a sido muy Гєtil para rellenar mis anotaciones de campo despuГ©s de haber estado excavando y extrayendo piezas de distintos lugares. En mi trabajo es muy importante saber exactamente en quГ© lugar, a quГ© profundidad se hallan las piezas, para poderlas relacionar con todas las halladas en la misma zona y asГ­ poder determinar a quГ© Г©poca y civilizaciГіn pertenecen.

Es por lo que tenГ­a esta especie de memoria visual para que no se me escapase ningГєn detalle. Por la noche antes de acostarme revisaba mis cuadernos de anotaciones y los rellenaba con la informaciГіn que se me hubiese pasado anotar. Una memoria que perdГ­a por la noche, con lo que a la maГ±ana siguiente amanecГ­a sin esa memoria visual, con lo que me permitГ­a llenarla de nuevo durante esas intensas horas de trabajo diario.

Fui avanzando por mi recuerdo visionando lo que habГ­a hecho, hasta que lleguГ© a aquel texto, recordaba dГіnde lo habГ­a visto y aproximadamente la hora, lo que tenГ­a a cada lado e incluso recordГ© que era una letra clara, probablemente de una niГ±a que a pesar de tener pocas palabras tenГ­a una expresiГіn correcta por lo que supongo que tendrГ­a mГЎs de siete aГ±os.

Emocionado por creer haber encontrado algo salГ­ de la conferencia sin esperar a que esta terminase y me dirigГ­ con el corazГіn acelerado a la biblioteca. Al llegar a la escalera los agentes que habГ­a en la puerta viГ©ndome con tanta premura se aprestaron a detenerme para averiguar si habГ­a algГєn problema, despuГ©s de tranquilizarme les aclarГ© que no sucedГ­a nada, que siguiesen en su puesto mientras accedГ­ al edificio.

PasГ© los controles de seguridad preceptivos, a pesar de que todos me conocГ­an no me dejaban saltarme la cola, por lo que con mucha paciencia tuve que esperar antes de dirigirme a un apartado donde estaban los becarios trabajando.

Esta es una sala diseГ±ada dentro de la exposiciГіn, cerrada con paredes de metacrilato opaco, en cuyo exterior se proyectaban imГЎgenes sobre las piezas mГЎs importantes de la muestra, con lo que se conseguГ­a disimular aquel espacio de forma que los visitantes no se percatasen.

Por dentro era un lugar pequeГ±o escasamente iluminado, con tres puestos de trabajo cada uno con su ordenador, en donde se guardaban la informaciГіn de las piezas y se realizaban los trabajos de diseГ±o de espacios, desde donde diseГ±amos la presentaciГіn de la exposiciГіn.

Una gran mesa ocupaba el centro de la sala en donde planeГЎbamos y discutГ­amos los aspectos a mejorar, resolvГ­amos los problemas que iban surgiendo y planeГЎbamos las prГіximas exposiciones.

En un armario guardГЎbamos enrollados copia de los mapas sobre la arquitectura del edificio, las instalaciones elГ©ctricas y del agua, material necesario por si en algГєn momento lo necesitaban los bomberos ante cualquier imprevisto.

Otros tantos contenГ­an la distribuciГіn de las vitrinas por las distintas secciones, en estos se seГ±alizaba por separado el cableado de la luz y de las alarmas. Todo diseГ±ado al milГ­metro para sacar el mayor provecho del espacio que nos habГ­an cedido para la exposiciГіn.

Ellos que al parecer estaban haciendo algo diferente de lo que debГ­an pues se asustaron al verme llegar y cerraron con celeridad la tapa del portГЎtil para que no pudiese ver a quГ© se dedicaban.

– ¡No pasa nada! -afirmé con tono conciliador pues no estaba interesado en saber a qué venía tanto misterio- quiero que me ayudéis a buscar una de las hojas de respuesta de la muestra.

– ¿De qué habla? -articuló uno de los becarios con voz nerviosa mientras se levantaba con rapidez del sitio y se dirigía hacia mí.

Г‰l era un chico de estatura media algo rechoncho, a pesar de que vestГ­a siempre bata blanca tal y como les habГ­a rogado repetidamente se dejaba todavГ­a entrever varios de sus tatuajes tanto en sus muГ±ecas como en el cuello.

– Las sugerencias, las que he leído, hay una que me interesa localizar, quiero que las saquéis todas y que me ayudéis a buscarla -pronuncié con apresuradamente mientras llegaba a la mesa y empezaba a remover los papeles que había encima.

– No creo que sea necesario, sólo díganos lo que está buscando -objetó el becario que estaba a mi lado con cara de satisfacción, pero sin hacer nada por ayudarme con aquellos papeles.

– ¿Cómo que no importa? -inquirí confundido ante aquella falta de interés que mostraban por lo que les requería sabiendo que como becarios debían de colaborar en todas las tareas que precisase.

– Hemos estado escaneando todas y cada una de las opiniones que recogimos y las hemos guardado en el ordenador…

– Así es, ha sido un trabajo minucioso y metódico, pero eso nos ha permitido poder dar voz a los visitantes en la red -repuso interrumpiendo el otro becario, con actitud inquieta, mientras me requería con la mano repetidamente para que me acercase a ver lo que había en la pantalla de su ordenador.

Г‰l era un chico alto y delgado, igualmente vestГ­a bata blanca todo el tiempo, pero siempre llevaba los bolsillos llenos de cachivaches electrГіnicos y a todas horas se le veГ­a mascando chicle.

– ¿El qué? -proferí desconcertado sin saber a qué se refería.

Me acerquГ© al puesto de trabajo del segundo becario para ver quГ© querГ­a, mientras que el primer becario se acercaba y se colocaba al otro lado.

– Excediéndonos de nuestro cometido, hemos escaneado cada uno de los dibujos y la hemos subido junto con su comentario a la red, de forma que cualquier persona pueda ver el trabajo realizado. Es como los que seleccionamos para ponerlos en las columnas exteriores de la Biblioteca, pero estaba vez volcado en la red.

Aclaró el segundo becario eufórico realizando muchas gesticulaciones con sus manos. Mientras el primer becario cogió el teclado e introdujo una dirección de internet y tras pulsar la tecla “enter” se abrió una página web en cuya cabecera se mostraba el nombre de la exposición junto con el horario de visitas y la dirección de la Biblioteca.

Debajo de Г©sta, en la parte de la izquierda se presentaba el Г­ndice de las obras presentadas. Al pulsar sobre cualquiera de ellas, se abrГ­a un recuadro en el ГЎrea central donde se explicaban las caracterГ­sticas mГЎs relevantes de la pieza y se describГ­an los pormenores de la misma, quedando reservada el ГЎrea de la derecha para las opiniones de cada uno sobre esa obra.

El segundo becario con el ratГіn pulsГі sobre una de las opciones y se cambiГі de pantalla a una en la que en la parte superior aparecГ­a el nombre y la foto de la pieza en cuestiГіn, y debajo de ella un listado de opiniones de los participantes.

– ¿Y eso para qué? -cuestioné indiferente ante aquello que se escapaba de mi entendimiento.

– Se trata de compartir, es la filosofía de las redes sociales en internet. No se puede hacer idea de la gran cantidad de visitas que hemos tenido desde que subimos el primero de estas hojas de respuesta. De los que todavía no han pasado por aquí no sé si vendrá, pero ahora conocen el evento y saben la opinión de los que lo han visitado -expuso el primer becario eufórico mientras iba a buscar la silla de su puesto de trabajo.

Estaba apabullado con aquello, en verdad que lo del internet no lo tenГ­a del todo claro que fuese Гєtil para una exposiciГіn tan seria como la que habГ­a conseguido realizar.

Pero bueno, habГ­a sido iniciativa de los becarios los cuales parecГ­an estar mГЎs prГіximos a un auditorio distinto al que yo estaba acostumbrado, el pГєblico juvenil del que yo tenГ­a poca fe que tuviese ningГєn interГ©s por la historia y menos por el mundo antiguo.

Aunque la realidad parecГ­a ir en contra de mis convicciones sobre el pГєblico que estarГ­a interesado en acudir a la muestra. En el breve periodo que habГ­a permanecido abierto se habГ­a llenado de alumnos de escuelas e institutos, bien acompaГ±ados por sus profesores o como parte de alguna tarea de clase.

Esto habГ­a provocado algunas quejas por parte del personal de la muestra, no porque fuesen irrespetuosos o molestasen, sino porque les realizaban consultas tan difГ­ciles a la vez que inocentes que dejaban a los guГ­as sin saber quГ© responder.

Toda una revoluciГіn para mi concepciГіn de un pГєblico selecto de nivel socioeconГіmico alto, filГЎntropo con un interГ©s en la cultura en general y en la historia en particular, que acudГ­an en contestaciГіn a invitaciones personales.

En cambio, ahora venГ­an porque lo habГ­an visto en internet o conocГ­an a alguien que le habГ­a gustado.

HabГ­a oГ­do comentar que en algunas ciudades se daba el fenГіmeno de Flashmob (Multitud InstantГЎnea) en que una muchedumbre de jГіvenes, que entre ellos no tienen ninguna relaciГіn ni se conocen, acude en respuesta a una convocatoria multitudinaria.

Para este reclamo emplean todo tipo de medios, ya sean mediante mensajes de mГіvil, redes sociales o correos electrГіnicos, para hacer acto de presencia e incluso participar de alguna actividad lГєdica masiva concreta, para en pocos minutos disolverse y volver cada uno por donde ha venido como si nada hubiese sucedido.

El primero de estos eventos aconteciГі en esta misma ciudad en la tienda de MacyВґs en el 2003, en que un centenar de personas se reunieron alrededor de una alfombra de la tienda, pasando por las caminatas de zombis y desfiles de espontГЎneos que andaban por la pasarela improvisada como si fueran modelos.

Luego se ha ido extendido a las ciudades europeas como en Madrid (EspaГ±a) con su congelaciГіn masiva en la estaciГіn del tren, en que los participantes permanecГ­an inmГіviles durante unos minutos o Roma (Italia) donde una multitud acudiГі a las librerГ­as preguntando por unos libros que no existГ­an.

Y poco a poco al resto del mundo, como en Buenos Aires (Argentina) con las guerras de almohadas o Lima (PerГє) con la reuniГіn para hacer pompas de jabГіn. Pero me sorprendГ­a que, sin llegar a tanto, esa comunicaciГіn impersonal de los ordenadores pudiera despertar en los mГЎs jГіvenes algГєn interГ©s por el arte antiguo.

Aunque puede que sea asГ­ como se han llenado las sesiones de las conferencias mГЎs polГ©micas a la vez que especulativas, en el que tratan de plantear diferentes acercamientos a los hechos desconocidos del mundo sumerio desde las distintas disciplinas cientГ­ficas, pasando por las filosГіficas, hasta llegar a las mГЎs imaginativas sin ningГєn fundamento.

– Bueno, díganos, ¿Qué está buscando? -proclamó el segundo becario animado como si de un reto personal se tratase poniendo sus manos sobre el teclado, agitando los dedos preparándolos para escribir.

– Ah, sí, a ver que recuerdo…, son dos palabras…, la primera era algo parecido a “comida” … y la segunda…, tenía relación con el “fuego”. Mira a ver si puedes encontrar el comentario que contenga alguna de esas dos palabras -apunté sin saber muy bien cómo funcionaba el programa y si con esos pocos datos se podía localizar el comentario que había leído.

– A ver, con “fuego” hay tres, y de estos… -y presentó rápidamente en la pantalla la imagen de tres de las hojas de respuesta escaneadas- vamos a leerlos a ver si dicen algo de comida.

– No importa, es éste -afirmé señalando a la imagen que contenía el dibujo que recordaba haber visto junto con el texto que buscaba- ¿Me lo podéis imprimir?

– ¡Sí, claro!, va a salir por esa impresora en tres, dos, uno, listo -repuso el segundo becario mientras se reclinaba la silla hacia atrás estirando los brazos en alto con cara de satisfacción.

A esto que se incorporГі el primer becario que traГ­a arrastrando su silla de oficina para sentarse a ver quГ© hacГ­amos y preguntГі,

– ¿Nos puede comentar de qué va todo esto?, pues hasta ahora no había mostrado demasiado interés en estos comentarios de los visitantes, quitando cuando nos ayudó a leer unas pocas el resto ni las miró y en cambio ahora nos pide que le busquemos esto -solicitó el primer becario con cierto interés.

– Cuando lo sepa os lo cuento, de momento no os puedo contar nada al respecto, solamente agradeceros vuestra iniciativa y sobre todo vuestra eficacia -manifesté con satisfacción intentando eludir la pregunta.

Los becarios se miraron entre sГ­ y compartieron gesto de no entender la situaciГіn, mientras yo aprovechaba para escrutar la hoja impresa que me habГ­an dado con la imagen y el comentario que buscaba.

Tras examinarla detenidamente me quedГ© un momento traspuesto, pensando en el siguiente paso que tendrГ­a que dar para descubrir aquel misterio.

DespuГ©s de mucho cavilar y ante la imposibilidad de encontrar una soluciГіn satisfactoria les planteГ© mis dudas para intentar averiguar si a ellos se les ocurrГ­a algo,

– ¿Es posible saber de quién es?, ¿Hay alguna forma de averiguar los datos del autor de este comentario?

– ¿Cómo dice? -preguntó con asombro el segundo becario, poniendo cara de desconcierto- ¿Quiere que averigüemos quien lo escribió?

– ¡Sí, así es!, ¿Es posible que os lo dé el ordenador? -volví a insistir ansioso sin saber si aquella máquina podría darme la información que solicitaba.

– ¡No lo creo! -afirmó con contundencia el primer becario sonriendo entre dientes y negando con la cabeza, con cara de escepticismo.

– Podríamos saberlo analizando el papel sobre el que se escribió para ver si hay huellas dactilares y luego pasar estas por la base de datos del F.B.I. para conocer su identidad -señaló el segundo becario con tono de mofa mientras echaba el brazo sobre el primer becario y le guiñaba un ojo.

– ¡Sí, claro!, si quien lo ha escribo ha cometido un delito nos saldrá, no sólo su identidad, sino su perfil criminológico -confirmó el primer becario siguiendo con el mismo tono de guasa.

– Vale chicos, lo he captado, no hace falta que hagáis más chistes al respecto. Es un callejón sin salida, sólo quería saber si lo podíais averiguar -repuse con tono molesto intentando retirar aquella absurda cuestión, concluyendo así ese pequeño momento de relax.

– Bueno hay una forma -apuntó pensativo el primer becario mientras se tocaba repetidamente la barbilla con una mano mientras con la otra daba suaves golpecitos con un lapicero sobre la mesa.

– Anda déjalo ya -repuso el segundo becario con tono de que la broma había durado demasiado.

– No, lo digo en serio, mire, esta urna está cerca de la salida, es un lugar por donde han de pasar todos los visitantes y por tanto tiene que estar vigilado por cámaras de seguridad… -indicó el primer becario con tono reflexivo mientras me guiñaba un ojo.

– ¿Tú crees que si yo les llevo este papel a los de seguridad ellos podrán averiguarlo? -le consulté con sorpresa intentando completar en aquella propuesta.

– Por probar no se pierde nada -comentó el primer becario con regocijo.

– Por si le sirve de algo le puedo decir que la nota pertenece a una niña, por la letra que tiene, se parece un poco a la de mi hermana -repuso segundo becario mientras miraba interesado en la pantalla la hoja de respuesta que me habían imprimido.

– Sí, eso mismo es lo que había pensado, gracias por vuestro tiempo chicos, seguir así -agradecí mientras me iba de la sala.

SalГ­ en direcciГіn a la sala de control, dejГЎndoles con su pequeГ±a celebraciГіn por haber acertado al meter las hojas de respuesta de los visitantes de la muestra en una base de datos que me habГ­a resultado muy Гєtil, pudiГ©ndome con ello ayudar, a la vez que se relajaban.

Tras atravesar un pasillo controlado por vГ­deo vigilancia lleguГ© frente a una puerta la cual tenГ­a guarda apostado delante que me impidiГі la entrada, argumentando que no estaba autorizado a estar allГ­.

Tras protestar enГ©rgicamente conseguГ­ que llamase a su jefe, el cual me autorizГі a pasar a aquel centro de control para el que se habГ­an traГ­do un pequeГ±o cerebro electrГіnico como lo habГ­an llamado los tГ©cnicos que acudieron a instalarlo.

– Buenas, soy el comisario de la exposición, quisiera que me ayudasen -expresé enérgicamente con tono firme para captar la atención de alguno de los operarios de la sala los cuales parecían absortos en su tarea de mirar a los monitores.

– No sé quién le ha dejado entrar, pero entenderá que estamos muy ocupados -declaró disconforme uno de los operarios sin separar la vista de las pantallas mientras seguía escrutando que todo estuviese en orden.

– Creo que son los únicos que me pueden ayudar -manifesté desanimado tratando de justificar mi presencia allí dentro a la vez que mostraba la hoja impresa con el dibujo y las palabras de la que suponía sería una niña.

– Díganos a qué ha venido y acabemos pronto -sugirió una mujer desde el final de la sala mientras se levantaba y dirigía hacia donde me encontraba.

Era una mujer menuda, de unos cuarenta aГ±os, de piel clara que, con numerosas pecas, y una melena corta rizada y pelirroja. Vistiendo blusa blanca de manga larga y pantalones azules, calzando zapatos con tacones altos de aguja.

Le enseГ±Г© la hoja impresa, con el dibujo y aquellas pocas palabras, y le expliquГ© que querГ­a localizar al autor de la nota, pues era de vital importancia para mГ­. Ella recapacitГі un momento y me indicГі en tono de bajo casi murmurando,

– Lo que va a ver aquí no se lo puede decir a nadie, se trata de tecnología que no existe oficialmente lo que nos facilita el poder atrapar a los ladrones. Por tanto, debe permanecer en secreto pues de otra forma dejará de sernos útil para nuestro trabajo.

– Bueno, no creo que sea una ladrona, ni que esté en ninguna base de datos del gobierno de personas en búsqueda y captura -rebatí con tono de mofa- según creo es la letra de una niña, tan inocente como eso.

– No creo que sepa de lo que está hablando, probablemente lo que dice lo ha visto en alguna película o serie de televisión, nosotros somos profesionales de la seguridad y ni se hace una idea de lo avanzada que está la tecnología hoy -precisó chulescamente- observe y calle.

Diciendo esto pasГі la imagen a otro compaГ±ero, el cual la escaneГі y lo introdujo en un ordenador, hecho esto y tras tocar unas teclas, pusieron en la pantalla todas las cГЎmaras de seguridad que habГ­a, que para mi sorpresa debГ­an de ser mГЎs de cien.

Un cuadro rojo fue pasando muy rГЎpidamente por cada una de ellas borrГЎndose algunas a su paso, hasta que quedaron seis encendidas. Tras esto, ella repartiГі el trabajo entre los otros operarios, y cada uno de ellos examinГі el contenido de una de las pantallas, hasta que uno vociferГі,

– Ya la tengo.

– Pásale el perfil a los demás y enviarme a este monitor los resultados -ordenó la mujer al resto sin perder tiempo, girándose hacia mí para mostrarme una sonrisa burlona.

No habrГ­an pasado mГЎs de dos minutos, desde que le di el papel con el dibujo y la frase, cuando me indicГі la mujer con tono de satisfacciГіn,

– Ya está, la tenemos grabada en vídeo desde que entró a la Biblioteca hasta que salió ella, además de todo el recorrido que realizó ¿Quiere verlo?

– Sólo estoy interesado en saber su identidad a ser posible quisiera conocer su nombre si no es demasiado pedir -apunté pasmado por la eficiencia y velocidad de trabajo de aquellos operarios.

– Bueno, ese dato no se lo podemos dar, pues es una niña pequeña, pero sí le puedo afirmar que entró junto con su grupo de escolares, si le parece bien le digo el nombre de la institución en donde estudia, así como el de la profesora a cargo de su grupo -repuso mientras escribía los datos en un papel.

– Perfecto, yo me encargo del resto, muchas gracias a todos -voceé a todo el equipo levantando la voz después de recibir el papel.

– Ahora le agradecería que abandonase este lugar y nos dejase seguir haciendo nuestro trabajo; recuerde, no puede contarle a nadie lo que aquí ha visto -indicó la mujer con gesto serio, mientras con la mano me señalaba la puerta por la que había entrado.

SalГ­ contento, todavГ­a no tenГ­a muy claro de quГ© me iba a servir todo aquello, pero ya sabГ­a por dГіnde seguir la pista de aquella niГ±a, de la cual me habГ­an dado hasta una foto.

Era una niГ±a de piel cobriza, con nariz fina y ojos grandes, el resto estaba oculto tras un bonito velo de dos tonos de color azul, siguiendo el hiyab (cГіdigo de vestimenta femenina de la mujer islГЎmica) por el que la mujer debe de cubrirse la mayor parte del cuerpo.

Aquello me dio pistas de que debГ­a de ser de familia tradicional islГЎmica, aspecto que era bastante corriente ver en una ciudad tan cosmopolita como Nueva York, donde estГЎn representadas todas las religiones con mayor o menor nГєmero de fieles. Una convivencia multiГ©tnica, multicultural y multireligiosa basada en el respeto mutuo que no ha tenido problemas de convivencia en una tierra de acogida de inmigrantes de cualquier procedencia, asumiendo para sГ­ la idiosincrasia de los demГЎs; adaptГЎndose en las sucesivas generaciones al modo de vida del paГ­s, con sus libertades y oportunidades por igual para todos.

Me dirigГ­ en metro a la escuela de primaria, tras presentarme al director, e intentar explicarle el motivo de mi interГ©s por entrevistarme con una de sus alumnas, accediГі a ello con la condiciГіn de que fuese en el horario del recreo y que estuviese delante su tutor.

Aquello me pareciГі bien y asГ­ se lo hice saber, tras finalizar la entrevista tuve que estar aguardando en el pasillo que daba a la direcciГіn a que fuese la hora del recreo, cuando sonГі la campana salieron de todas las aulas los niГ±os corriendo y chillando, con ganas de despejarse y divertirse.

SaliГі el director de su despacho y me indicГі que le acompaГ±ase. Los dos anduvimos por un pasillo hasta una clase en donde habГ­a un adulto y dos niГ±as.

Una de ellas sin duda era la de la foto y estaba vestida con la misma ropa que habГ­a visto en la foto. Llevaba un velo sobre la cabeza, esta vez de color blanco, una blusa interior de color azul oscuro y sobre esta de color verde pistacho adornado con flores, por debajo del vestido se podГ­a ver que llevaba vaqueros, calzando modernas deportivas azules.

La otra niГ±a no sabГ­a quiГ©n era, pero parecГ­a de su edad pues tenГ­a su misma altura y ademГЎs ambas asistГ­an a la misma clase. Lo que estaba claro es que no era musulmana o al menos no practicante, pues llevaba una indumentaria diferente a la primera.

Era de color, con el pelo rizado negro, llevando la cabeza sin cubrir y vistiendo un chГЎndal de color rosa, llevando tambiГ©n deportivas, aunque en este caso eran tambiГ©n rosas a juego con el resto de su atuendo.

Tras presentarme a su tutor, se fue el director y me dejГі allГ­ por espacio de media hora mГЎximo para poderme entrevistar con la niГ±a a la cual la saludГ©,

– Hola, ¿Cómo te llamas?

– Se llama Fátima -me repuso la otra niña adelantándose a contestar.

Aquello me extraГ±Гі, pero no le di mГЎs importancia, sacando del bolsillo el papel impreso donde estaba su dibujo y las pocas palabras que habГ­a escrito, se lo mostrГ© y le interroguГ©,

– ¿Lo reconoces?

Ella lo tomГі entre sus manos y con una gran sonrisa le susurrГі algo a su amiga al oГ­do y esta me aclarГі,

– Sí, es suyo, lo hizo hace unos días en la muestra de la biblioteca.

Con gesto de sorpresa y desconcertado, recriminГ© a la niГ±a que habГ­a vuelto a hablar,

– ¿Por qué no dejas que hable ella?, si quieres puedes irte al recreo.

El tutor carraspeГі para que le mirase, cuando lo hice vi que me estaba haciendo un gesto de desaprobaciГіn con la cabeza moviГ©ndola de izquierda a derecha repetidamente, indicГЎndome con la mano que me acercase a un rincГіn de la habitaciГіn y allГ­ a media voz me aclarГі,

– Es usted un hombre, un desconocido, no le puede responder directamente Fátima.

Aquello me chocГі, no entendГ­a a lo que se referГ­a asГ­ que le repuse algo contrariado por su falta de cooperaciГіn,

– Como sabrá he hablado con el director y me ha dado permiso para entrevistarla y no tengo demasiado tiempo.

– Haga por entender, ella es una niña musulmana que ha de cumplir con unas normas sociales diferentes de las nuestras, a pesar de su integración hay que respetar sus costumbres. No puede hablar con hombres desconocidos sin que un familiar esté presente, y como no es el caso, ella le está contestando a través de su amiga para así no faltar a sus costumbres -apostilló su tutor con elocuencia.

EntendГ­ a lo que se referГ­a, aunque desconocГ­a que tal prГЎctica existiese, lo respetГ© y asentГ­. Me volvГ­ hacia las dos niГ±as y ahora me dirigГ­ a su amiga para pedirla perdГіn y asГ­ se lo expresГ©, tras esto volvГ­ a dirigir a FГЎtima sabiendo que ella no me responderГ­a directamente,

– ¿Por qué has pintado este símbolo y has escrito esto?

– La profesora que nos acompañó a la Biblioteca indicó que pusiésemos lo que más nos había gustado de la exposición y yo así lo hice -comentó su amiga tras escuchar a Fátima lo que la decía en voz baja.

– Pero ¿Por qué precisamente esto? -la cuestioné tratando de indagar un poco más en aquello que era de mi interés.

– Es que el dibujo la suena a algo que conoce de su pueblo -refirió la niña con cara de ignorar a qué se refería.

– ¿Qué pueblo?, ¿A qué te refieres? -intenté sonsacarla obcecado sin darme cuenta de que el tutor se estaba acercando por detrás.

– Está bien, ya es todo por el momento, la está asustando -comentó el tutor poniéndose delante de mí para que no inquietase a aquellas niñas.

– ¿Es posible que pueda hablar con sus padres? -reclamé al tutor algo angustiado al ver que se me escapaba la posibilidad de encontrar respuestas.

– ¡No lo creo!, recuerde que esta conversación no la ha tenido, usted no ha hablado con la menor, no queremos tener problemas en el colegio, le hemos consentido todo lo que hemos podido, pero nada más -explicó con tono severo mientras indicaba a las niñas que podían irse al patio a jugar.

– Sólo una consulta más, tengo que saber de dónde son sus padres -demandé con algo de desesperación al tutor que ya se dirigía hacia la puerta con las niñas.

– Eso se lo puedo contestar yo, ellos son de Irán. Ahora le pido que salga de la clase -me reclamó mientras sujetaba la puerta para cerrarla cuando saliese.

– Gracias a las dos y a usted, ha sido un placer -repuse con una sonrisa forzada mientras me dirigía hacia la salida pasando por delante del tutor y de las dos niñas.

Terminada le entrevista salГ­ del colegio turbado por lo que acababa de descubrir, IrГЎn era el nombre actual del paГ­s que ocupaba el territorio de lo que fue en su momento Persia, tierra de paso de numerosos pueblos que quisieron adueГ±arse de su localizaciГіn privilegiada, paso obligado del comercio entre oriente y occidente, y previo a esto fue parte de Sumeria.

ВїEs posible que aquella niГ±a fuese descendiente directo de aquel antiquГ­simo pueblo?, y lo mГЎs inquietante, ВїEs posible que de alguna forma se mantenga entre ese pueblo anГ©cdotas y conocimientos que no han trascendido al ГЎmbito acadГ©mico?

ParecГ­a claro que aquella niГ±a sabГ­a mГЎs de lo que decГ­a, pero tenГ­a restringido el acceso tanto a ella como a su familia; tendrГ­a que buscar otra forma de acercarme a ese colectivo desconocido para mГ­ hasta ese momento como eran la comunidad iranГ­ en Nueva York.

Supongo que al igual que sufrieron bastantes musulmanes en los aГ±os previos, en que existГ­a un fuerte sentimiento en contra de los ciudadanos de Oriente Medio, en especial los iraquГ­es. Ellos habrГЎn tenido que soportar el rechazado social, las miradas acusativas de los familiares de los soldados que regresaban del campo de batalla envueltos en aquellas bolsas negras y del recelo de la ciudadanГ­a en general.

Una guerra que habГ­a dividido a la opiniГіn pГєblica. Entre la mayorГ­a que consideraban que no se debГ­an mantener dentro de nuestras fronteras a un potencial peligro dando con ello prioridad a la seguridad de la poblaciГіn general. Y los menos que entendГ­an que se trataba de una postura exagerada, alegando que siempre deben de prevalecer los derechos individuales, pudiendo vivir allГЎ donde prefiriera.

Como si todos y cada uno de los musulmanes, hombres, mujeres, ancianos y niГ±os de este paГ­s fuesen capaces de atentar contra el resto de la ciudadanГ­a, aГєn a costa de exponer su propia vida en ello.

Una postura que ha provocado un sentimiento tan dispar, que incluso algunos se han convertido al islГЎn como forma de protestar ante la polГ­tica de su gobierno. Un momento especialmente delicado para las pequeГ±as comunidades que se veГ­an excluidas, susceptible de habladurГ­as y desconfianza, alimentado ademГЎs por el oscurantismo que rodea a los pequeГ±os grupos que en muchos casos se encierran en guetos que a unas causas razonadas y razonables.

A pesar de que por parte de las autoridades y de los propios grupos han querido dar una apariencia de calma, realizando celebraciones de fiestas abiertas a todo el que se quiera acercar para aproximarse un poco a su cultura y forma de sentir, y con ello suplir el miedo a lo que se ignora, a pesar de ello eran pocos los que aprovechaban para acercarse.

Por mi parte como comisario de la exposiciГіn habГ­a tenido que hablar con mГєltiples representantes de las distintas minorГ­as que podГ­an tener algo que ver con la temГЎtica de la muestra a mi entender, para invitarles a participar o simplemente a asistir, con suerte desigual.

Por lo tanto, no me resultarГ­a difГ­cil intentar ver si en mi agenda habГ­a el nГєmero de alguien que me pudiese ayudar a averiguar cГіmo una niГ±a tan pequeГ±a podГ­a saber sobre los misterios de una civilizaciГіn extinta.

Ya no era tanto por el contenido de su sugerencia, eso del pan y del fuego, sino por la familiaridad con la que hablaba de hechos del pasado como si fuese una tradiciГіn viva dentro de su pueblo.

Aquello me intrigaba, ВїY si no estaba del todo extinguido aquel pueblo?, si por algГєn extraГ±o capricho del destino de forma clandestina y secreta se habГ­a salvado parte o todo el conocimiento del primer pueblo de la humanidad.

A medida que me hacГ­a aquellos planteamientos un extraГ±o calor me inundaba el cuerpo, era como cuando a un niГ±o se le dice que le van a dar un premio, es una emociГіn de deseo e incertidumbre juntas, unido al ansia por desvelar aquella sorpresa. No me podГ­a ni imaginar la de multitud de cuestiones que la hubiese hecho a aquella niГ±a si me hubiesen dejado, o a sus padres si los pudiese conocer.

SerГ­a como indagar los restos pГ©treos, las ruinas de las ciudades y templos, las estelas o las figuras de aquel pueblo, para que estos desvelasen el mayor secreto que puede tener un pueblo, su conocimiento. La tecnologГ­a que en aquel tiempo era lo mГЎs avanzado que existГ­a y que le permitiГі extenderse y florecer como civilizaciГіn habГ­a sido superada ya desde tiempo de los romanos, pero el saber cГіmo un humilde pueblo se habГ­a convertido en cuna de civilizaciones, era todo un misterio para mГ­.

ConocГ­a las teorГ­as mГЎs variopintas, pero ninguna era concluyente, simplemente se trataba de una posibilidad, pero sin que nadie tuviese la verdad definitiva

ВїY si esta niГ±a lo tenГ­a o su familia?, ВїY si en secreto lo habГ­an transmitido de generaciГіn en generaciГіn hasta nuestros dГ­as?

SerГ­a un tesoro de incalculable valor para la ciencia, podrГ­a cambiar nuestra concepciГіn de nuestra forma de ser y pensar desde los cimientos, darГ­a todos mis aГ±os de estudios por conocer esos secretos de existir.

Se trataba de la cuna de la nuestra historia, un hecho olvidado extensivamente por la comunidad cientГ­fica mГЎs centrada en rescatar los viejos misterios de la civilizaciГіn griega o romana mГЎs prГіximos a nuestros dГ­as que en aventurarse a descubrir nuestros orГ­genes. Incluso los egiptГіlogos eran vistos con recelo por los demГЎs, como si de unos romГЎnticos empeГ±ados en desencantar los secretos de las arenas se tratasen.

Supongo que cada uno investiga segГєn le llega la inspiraciГіn o por modas, como suele ser mГЎs corriente, ya es justamente a esos Гєltimos a los que les llega mГЎs fГЎcilmente la financiaciГіn pues tienen mejor prensa en ese momento.

Querer descubrir de dГіnde venimos, ha sido uno de los grandes asuntos que siempre nos hemos planteado, a los que demasiados han intentado dar fantasiosas explicaciones en vez de centrarse en realizar nuevas averiguaciones arqueolГіgicas o tratar de aprender de pueblo que viven todavГ­a casi sin contacto con el mundo civilizado.

Me asombrГі enterarme por un noticiario que un colega afirmaba haber descubierto nuevos pueblos humanos que habГ­an permanecido sin contacto con el hombre blanco y para ello aportaba imГЎgenes recogidas desde una avioneta bimotor en donde se podГ­a observar a algunos de sus miembros en actitud agresiva ante la presencia de aquel extraГ±o y ruidoso objeto volador.

Hoy en dГ­a parece impensable que un mundo cartografiado por satГ©lites, en el que estГЎn continuamente surcando aviones por encima de nuestras cabezas, pueda haber sitios vГ­rgenes donde la especie humana se ha desarrollado sin los rudimentos de nuestra civilizaciГіn, la electricidad, el petrГіleo o la penicilina.

Para mГ­ esa serГ­a nuestra definiciГіn de desarrollo que hemos adoptado, supongo que habrГЎ otros, aunque lo ignoro, pero si por algГєn motivo nos faltase alguno de estos tres elementos se acabarГ­a la civilizaciГіn como la conocemos.

Todos los aparatos elГ©ctricos por definiciГіn necesitan electricidad, y sin esta no son mГЎs que un montГіn de cacharos llenos de circuitos inservibles e inГєtiles. Igualmente, nuestro sistema productivo y nuestros medios de transporte estГЎn basados en los subproductos procedentes del petrГіleo, junto con los envases en los que conservamos la comida, en las botellas y los envases de nuestros lГ­quidos, incluso en la ropa.

Si nos faltase provocarГ­a tal caos que retrasarГ­amos como civilizaciГіn cientos de aГ±os, todavГ­a recuerdo hace unos pocos aГ±os cuando hubo una escalada de precios del crudo y empezГі a subir como la espuma el combustible de las gasolineras, asГ­ como el de los alimentos en los supermercados.

En unas pocas semanas en algunos pueblos, mГЎs alejados del centro se vieron sin suministro, teniendo que hacer largas colas en las pocas gasolineras que todavГ­a distribuГ­an algo para lo cual debГ­an de recorrer inmensas distancias.

Igualmente, la comida de los supermercados desapareciГі literalmente porque los mГЎs precavidos, y sobre todo fruto de un cierto contagio de pГЎnico en la poblaciГіn, hizo que todos quisieran tener provisiones con las que subsistir ante una eventual falta de provisiГіn en los comercios.

Los mГЎs incautos que confiaron en la informaciГіn que a travГ©s de la radio y la televisiГіn se emitГ­a intentando reducir el pГЎnico, cuando fueron a comprar apenas encontraron productos, y alguno hasta tuvo que pelearse para conseguir llevГЎrselo.

No me imagino cГіmo hubiese acabado todo si los gobiernos no hubiesen sacado sus reservas para paliar la escasez, a pesar de que corrГ­an el peligro de agotar sus propias reservas en poco tiempo haciГ©ndoles vulnerables ante la creciente especulaciГіn econГіmica que se habГ­a formado alrededor de este escaso recurso.

Ahora a pocos aГ±os vista de aquello, vivimos sin preocuparnos por lo que podrГЎ suceder en un futuro cada vez mГЎs prГіximo en que acabarГЎ esta materia prima fruto de la sobreexplotaciГіn de los pozos petrolГ­feros.

ConociГ©ndolo y visto sus efectos devastadores sobre la sociedad tal y como la conocemos, varios gobiernos han empezado a dar prioridad a los proyectos de energГ­a llamada alternativas, como la solar (procedente de la luz del sol) o la eГіlica (de la fuerza del viento).

Dejando todavГ­a sin considerar suficientemente otras de igual o mejor rendimiento como la energГ­a undimotriz y la mareomotriz (generada por las olas y las mareas respectivamente) o la geotГ©rmica (procedente del aprovechamiento del calor interior de la Tierra).

Por Гєltimo, y no por ello menos importante, si careciГ©semos de los medicamentos, ese gran invento resultado del descubrimiento de la penicilina por Fleming en 1929, se acabarГ­a la civilizaciГіn tal y como la conocemos.

Esto lejos de ser una posibilidad remota; ya lo habГ­an padecido numerosos pueblos cuando se tuvieron que enfrentar a enfermedades para las que no tenГ­an remedio en que vieron su poblaciГіn diezmada y en algunos casos hasta desaparecieron como pueblo.

Un hallazgo casual, al encontrar en una de sus placas de microscopio un hongo bautizado como “Penicillium Notatum” que había frenado el crecimiento del estafilococo, que cambió la vida, reduciendo la mortalidad infantil, posibilitando la recuperación de enfermedades que de otra forma se convertirían en pandemias y permitiendo una mayor calidad de vida hasta una edad muy avanzada.

Hoy en dГ­a se sigue utilizando como antibiГіtico empleado para tratar mГєltiples enfermedades infecciosas como la sГ­filis, la gonorrea, el tГ©tanos o la escarlatina, ademГЎs de la faringoamigdalitis estreptocГіcica y la profilaxis de la fiebre reumГЎtica entre otras enfermedades.

Sin medicamentos, cualquier pequeГ±a gripe estacional serГ­a decisoria en la merma en los miembros de la poblaciГіn ya que no habrГ­a forma de combatir sus efectos por leves que fuesen.

Y no sГіlo me refiero al peligro de las pandemias actuales de las cuales desconocemos su origen o cura, sino al contagio de enfermedades comunes a las que estamos expuestos diariamente y que gracias a un medicamento genГ©rico como son los antibiГіticos de amplio espectro tiene un efecto quimioterapГ©utico a la vez que mitiga el dolor, reduce la fiebre y la inflamaciГіn.

ВїQuГ© serГ­a de todos esos enfermos que deben de tomar religiosamente su medicamento para evitar que la enfermedad se extienda?, ВїCuГЎntos millones y millones estГЎn siguen viviendo en el mundo gracias a estos pequeГ±os remedios encapsulados?

Incluso los paГ­ses mГЎs cerrados en cuanto a su cultura, recelosos de la influencia del imperialismo colonial, aceptan toda la ayuda que puedan recibir de los mГ©dicos cuando se enferma alguno de sus miembros, sobre todo si estos pertenecen a un estatus elevado dentro de la sociedad.

No me imagino las devastadoras secuelas de una huelga por parte del sector farmacГ©utico, provocarГ­a al dГ­a siguiente un colapso en las farmacias y dispensarios, cientos de personas rivalizando entre sГ­ por aprovisionase de cualquier tipo de medicamento como si les fuera la vida en ello.

Creo que de los tres Г©ste provocarГ­a mГЎs siniestralidad, ya no sГіlo el nГєmero de personas que fallecerГ­an a causa de la falta de su medicamento, sino por los efectos perniciosos sobre la propia sociedad, los individuos lucharГ­an y se matarГ­an por conseguir un remedio, una simple pastilla que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Nada mГЎs que para evitar la desesperaciГіn de no tenerlo cuando le hace falta, o porque haya algГєn familiar necesitado nos convertirГ­a en lobos al acecho de cualquier infeliz del que se supiese que tiene alguna reserva de medicamentos. Una civilizaciГіn a mi gusto sustentada en pilares demasiado dГ©biles, pero es la que nos ha tocado vivir.




CAPГЌTULO 3. HISTORIA DE IRГЃN


Estoy convencido de que algo importante se ocultaba en aquel pueblo sucesor de otros que estuvieron antes que ellos, descendientes del primer gran pueblo de la historia, los Sumerios.

TenГ­a claro que no me podГ­a acercar a la niГ±a ni a su familia sin que me invitasen y para ello tendrГ­a que dar algunas explicaciones, como decir de dГіnde saquГ© la foto de la pequeГ±a o quien me autorizГі a entrevistarla.

Pero creГ­a que tenГ­a la soluciГіn para adentrarme en aquel pueblo tan estigmatizado que frecuentemente se confunde con su vecino Iraq y por lo tanto los tratan a veces con desprecio sobre todo por las fuerzas del orden cuando se van a trasladar de un estado a otro por tren o por aviГіn, y mГЎs cuando salen o llegan del extranjero.

SaquГ© mi agenda y empecГ© a buscar hasta que di con un arqueГіlogo que me habГ­a ayudado a dar una dataciГіn aproximada a aquellas piezas sin catalogar pertenecientes a las colecciones privadas.

Le llamГ© pues trataba de averiguar si Г©l me podГ­a informar algo mГЎs sobre esas tradiciones de aquel pueblo. Tras los saludos iniciales le comentГ© mi interГ©s por entrevistarnos y Г©l estuvo de acuerdo, asГ­ nos citamos para esa misma tarde en un cafГ© prГіximo a la biblioteca.

No me serГ­a difГ­cil de reconocer, era una persona oronda, que vestГ­a siempre traje, camisa y pantalones blancos, sobre la cabeza lucГ­a un sombrero de PanamГЎ del mismo color.

AdemГЎs, daba la peculiaridad de que era una persona que sudaba mucho por lo que continuamente estaba secГЎndose el rosto con un paГ±uelo que luego guardaba empapado en el bolsillo superior del traje. FormГЎndose a su alrededor una extraГ±a y simpГЎtica mancha de humedad con forma de corazГіn.

Aquella tarde cuando estaba terminando de tomar el cafГ© que habГ­a pedido mientras esperaba, llegГі y tras disculparse por el retraso me intentГі sonsacar por el motivo de mi consulta.

– Mira esta foto -le solicité mientras le enseñaba la imagen que Fátima copió en la hoja de respuesta de la muestra junto con esas pocas palabras, mientras terminaba de vaciar mi vaso.

– Sí, ya veo ¿Qué pasa con ello? -articuló con cara de extrañeza mientras esperaba que la camarera le trajese lo que había ordenado al entrar.

– ¿No te suena de nada? -insistí intentando ver su reacción por si ocultaba algo pues me extrañaba en sobremanera que una niña pequeña lo hubiese visto tan claro y a él no se le ocurriese nada.

– No sé, quizás es el dibujo algo infantil de una de las piezas que catalogamos ¿Qué pasa con esto? -volvió a insistir mientras reclamaba expectante a mis explicaciones mientas echaba un azucarillo sobre su café y lo empezaba a agitar lentamente.

No sabГ­a si decГ­rselo, no podГ­a ser que una niГ±a tan pequeГ±a lo hubiese reconocido sin problemas y Г©l, que era una eminencia en su campo, no tuviese ni idea.

– Bueno, ¿De qué va esto? -demandó con insistencia y algo de impaciencia ante mi silencio prolongado, mientras dejaba su vaso tras tomar un interminable sorbo.

– Sólo que me gustaría saber más de su significado, tengo entendido que existe una pequeña comunidad iraní en la ciudad ¿Podrías ponerme en contacto con alguien de ahí que me pueda ayudar? -terminé por demandar viendo que no iba a sacar nada de información.

– No lo sé, déjame pensar, ellos son muy celosos con sus costumbres, deberías de aprender bastante antes de poder acceder, empezando por tu forma de vestir -declaró con una sonrisa mientras levantaba el vaso para volver a beber.

– ¿Qué le pasa a mi chaqueta?, ¿Es que no estoy bien? -formulé pasmado con su comentario.

– Si quieres ir a una boda sí, mira que aparte de las normas propias de su cultura deberás de respetar la del islam, aunque tú no seas creyente de las palabras del Profeta vas a un lugar donde la fe es parte importante, eje de la vida civil y política. Si no conoces el Corán es difícil que puedas entender lo suficiente de lo que vas a ver y oír.

– Bueno ¿Por qué no me acompañas? -pregunté intranquilo por lo que me decía.

– Esto es cosa tuya, sólo te pongo en sobre aviso, incluso a gente como yo estoy mal considerado por haber dado la espalda a mis creencias simplemente por no ser practicante. Nunca me podría casar con una mujer de su comunidad sin traer la vergüenza sobre su familia.

Aquello no me desanimГі a pesar de las dificultades que supondrГ­a entrar allГ­ me sentГ­a motivado para averiguar si existГ­a un misterio escondido entre aquel pueblo.

La situaciГіn me recordaba algo que me sucediГі durante mi Г©poca de estudiante en que estuve recorriendo buena parte de MГ©xico tratando de hallar algo que no estuviese ya catalogado.

Intentaba emular a los primeros exploradores que desde el principio se han adentrado en la aventura de descubrir nuevos lugares, zonas inhГіspitas en busca de civilizaciones inmaculadas sin que hayan entrado en contacto con el hombre blanco o al menos encontrar sus restos.

Un innegable legado de civilizaciones grandiosas que desaparecieron llevГЎndose con ellos inconmensurables conocimientos, dejГЎndonos construcciones, esculturas y hasta utensilios de la vida cotidiana como testigos de su apogeo, creando a su alrededor un halo de misterio con numerosos secretos a desenterrar.

SabГ­a que ya no quedaba terreno por descubrir y que hoy en dГ­a casi nada nuevo sale a la luz, salvo los tesoros ocultos bajo la superficie del mar que esperan su momento de ser reflotados para compartir las maravillas que quedaron olvidados por el tiempo sin mГЎs compaГ±Г­a que el de los crustГЎceos y moluscos.

Aunque de vez en cuando un golpe de suerte convertГ­a a entregados investigadores o a aficionados a hallar un gran tesoro, ya no sГіlo porque estГ© compuesto de oro o piedras preciosas que eso es lo de menos, sino que sea algo totalmente desconocido, una cultura nueva, que despierte el interГ©s y la imaginaciГіn de los arqueГіlogos.

No me refiero a esas piezas que parecen no pertenecer a su tiempo por estar fabricadas con tГ©cnicas que se supone no existГ­an en ese perГ­odo, los denominados Oopart (objetos fuera de su tiempo), adelantГЎndose a su Г©poca cientos de aГ±os antes de que se avanzase la ciencia lo suficiente.

Ni a esas otras que ponen en evidencia nuestras creencias con respecto a la cronologГ­a de la historia denominados objetos imposibles, que para poder dormir los investigadores y cientГ­ficos ignoran esos hallazgos permaneciendo con sus antiguas creencias a sabiendas de que algunas son falsas.

A mГ­ me gustarГ­a descubrir una dinastГ­a desconocida, un reinado sobre el que no se tuviesen noticias, que se haga un hueco dentro de la historia oficial, complementГЎndola y completГЎndola, pero sin competir con ella.

Un ejemplo de ello serГ­a el caso del hallazgo de Pianki tambiГ©n conocido por Piye, el primer faraГіn negro de Egipto que inaugurarГ­a la DinastГ­a XXV, por el que todo el territorio estarГ­a gobernado por descendientes del pueblo nubio durante tres cuartos de siglo.

Hasta hace poco este perГ­odo era ignorado, oculto a la creencia actual que figuraba a los pueblos negros en Egipto como esclavos dedicados al arte de la guerra o como mano de obra barata empleada en la construcciГіn de palacios, templos y hasta las colosales de las PirГЎmides.

Quisiera inscribir mi nombre en los libros de la historia como ya lo hicieran los grandes descubridores de ciudades perdidas o de tumbas milenarias que dieron buena muestra de valentГ­a y determinaciГіn.

Es lo que tratГ© de hacer en mi juventud, tener un solo objetivo, y tratar por todos los medios de conseguirlo, pues sabГ­a que con pequeГ±os pasos es como se construye un gran futuro.

Para ello empecГ© a estudiar aquellas civilizaciones que marcaron el devenir de esas tierras, buscando los restos arqueolГіgicos que dejaron tras de sГ­, ya fuesen edificaciones o piezas en los museos.

Luego cuando tenГ­a una idea mГЎs exacta de quГ© era lo que se conocГ­a de un determinado pueblo y quГ© aГєn estaba por descubrir me adentrГ© en lo que fue el territorio de ese pueblo, recorriendo caminos, escalando montes y atravesando praderas en busca de algГєn resto no descubierto con la esperanza de que fuese algo importante.

QuizГЎs fue mi inocencia o mi Г­mpetu, pero conseguГ­, tras mucho esfuerzo, rescatar del fondo de un barranco unas piezas que parecГ­an de cerГЎmica, adornadas con pinturas de distintos colores que todavГ­a se podГ­an reconocer.

Ilusionado por mi descubrimiento, anotГ© todos los datos con respecto a su localizaciГіn geogrГЎfica y de profundidad haciendo multitud de fotos al lugar exacto y a sus alrededores, para documentar mi hallazgo.

DespuГ©s y para que un experto me corroborase la autenticidad de las piezas, asГ­ como me ayudase a calcular su antigГјedad, me puse en contacto con un responsable del Museo Nacional de AntropologГ­a de MГ©xico, situado en la capital del paГ­s, el Distrito Federal.

Una amplia construcciГіn a cuya entrada estГЎ expuesta la colosal estatua de doscientas toneladas del Dios del Agua TlГЎloc, y en cuyo interior se recogen en sus salas miles de piezas referidas a los pobladores de AmГ©rica desde tiempos prehistГіricos hasta los mexicas.

Entre las obras mГЎs destacadas del lugar se encuentra el tesoro de la tumba del rey Pakal, la mГ­tica Piedra del Sol con representaciГіn la cosmologГ­a mexica y el colosal Atlante Tolteca.

Una vez me recibiГі le enseГ±Г© aquel fragmento al responsable del centro junto las fotografГ­as de lugar y todas mis anotaciones y el hombre con una sonrisa declarГі,

– Felicidades, has encontrado una buena obra, esta se usaba para realizar ofrendas a los dioses, por eso de sus llamativos colores, lo malo es que es una tradición tan antigua y que aún hoy se practica que existe una extensa documentación al respecto, pudiéndose contemplar la evolución del rito a lo largo de los años, esta pieza en concreto vendría a ser de aquí.

Y me seГ±alГі a una mampara de cristal, sin darme cuenta me habГ­a conducido por aquel museo hasta donde nos encontrГЎbamos justo frente a mГ­ existГ­a un cuenco completo con los dibujos en perfecto estado, si me lo hubiesen contado no me lo hubiese creГ­do.

Lo mГ­o parecГ­a ahora mГЎs el desecho de un alfarero que una buena pieza, y ante mi desilusiГіn me reconfortГі el encargado indicГЎndome,

– No te preocupes, los grandes hechos de la historia se han preparado con cuidado y realizado poco a poco; pero lo más importante lo tienes, tu arrojo e ímpetu. Sigue con él y no lo pierdas y verás cómo algún día aquello que hagas dará su fruto.




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